P. Ricardo y alumnos del ITR El Salvador. Todavía recuerdo de manera muy clara el primer día que entre en una casa salesiana, la alegría, muchos jóvenes, alguno que otro salesiano de arriba a abajo, música que atravesaba toda la realidad.

No era un ambiente normal para un sábado en la tarde, sobretodo cuando imaginaba que el grupo juvenil era sólo para "rezar"...pero lo importante es que ese espíritu y ese "no se qué" permeaba el ambiente. Ahora que lo puedo recordar con claridad y después de tener ya varios años en esta aventura lo puedo nombrar, se llamaba: "Espiritu de Familia". Ese espíritu que te movía a la casa salesiana para sentirte como en casa, bajo el amparo de hermanos mayores y la responsabilidad de tener muchos hermanos menores. El deseo de servir a todos parecía flotar en medio del bochorno de la tarde de sábado, misma que meses anteriores te servía para ir de fiestas o sucumbir al sueño por no tener nada que hacer....

Y así fue surgiendo la idea de servir sin medida, de cantar con todas las fuerzas, de dar testimonio con ardor juvenil, de saber que Cristo en su inmensa alegría nos había dado a Don Bosco...que alegría poder cantar a María Auxiliadora, hacer dinámicas y encontrar los misterios de la biblia y de la oración con otros jóvenes que por una Palabra del Espíritu, ahora eran mi familia....a veces extraño ese ambiente de alegría que contagiaba e impulsaba. Ahora el colegio ya ni existe, pero en la mente de los que estuvimos ahí sigue existiendo, materializándose en nuestras nostalgias y decisiones, en nuestra vida y familia, en nuestra vocación y por qué no hasta en nuestros errores.... Lo importante es que lo que ahí se aprendió se convierta en un manantial que alimente, que quite la sed y que sirva para lo que está por venir....Gracias Don Bosco, en tu fiesta te agradezco por haberle dado un sentido definitivo a mi vida: CRISTO.

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