Rebaño. Imagen propiedad de Flickr. Jesús es el paso indispensable: para entrar a ver al Señor o a entrar por el redil de su rebaño. Como quieran comparar analógicamente a Jesucristo.

Por tal, todo aquel que entre por ella, vivirá un tiempo especial de conversión y gracia, a través de la Palabra del Señor y la oración.  Cristo siente compasión en nosotros y nos alerta, que - cuando estemos cansados, desorientados y agobiados - nuestros enemigos entrarán como: “lobos crueles, que no perdonarán al rebaño”.

Hay ovejas más débiles, y otras que sobresalen por su fuerza. Estas últimas deben corresponsabilizarse a alejar al rebaño de fieros animales que buscan devorarles, acercándole al Pastor.

Padres, educadores y animadores estas criaturas endebles a las acechanzas de los enemigos sociales; son nuestros jóvenes que están siendo atacados día a día, por toda esa problemática que fragiliza la plenitud de nuestras vidas cotidianas.

Los medios de comunicación y las modas, por citar algunos ejemplos; están haciendo de las suyas al despedir de sus “poros” antivalores destructivos y contaminadores de las mentes y almas de nuestra juventud.

Es por eso, que estamos llamados a comprometer por la salvación de toda esa muchachada sin un rumbo, ni una dirección donde ir; que les permita llegar prontamente a los prados donde vigila nuestro “Buen Pastor”.

Tenemos el compromiso de descargar nuestras fuerzas incansablemente en este amplio terreno, por el bien de los jóvenes. Estamos “casados” con el sólido fundamento de Dios de mantenernos firmes con la marca de apartarse de la maldad, mediante la invocación jubilosa de nuestro Señor.

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