camino Como si fuera ayer recuerdo el 25 de Enero de este año, cuando a las 5:00 AM inicié el viaje por tierra desde El Salvador, fueron tres días de viaje,

haciendo paradas por Nicaragua y Costa Rica, con muchas aventuras.

Al fin el 28 de Enero llegue a la Basílica Don Bosco ubicada en la ciudad de Panamá, en plena fiesta y novena del su santo patrono.

Cuando yo era Alumno en el colegio ya había escuchado de lo grande que era la fiesta de Don Bosco y de la devoción que el pueblo Panameño le tenía al Santo de la juventud; pero no me imaginaba la magnitud, es algo impresionante, el propio 31 de Enero son miles y miles de Panameños que llegan a Basílica, y a la procesión aproximadamente unas 400 mil personas o mas.

Hubo algo en mí ese 31de Enero que me decía, que no me había equivocado al tomar la decisión de entrar al aspirantado salesiano.

Pasada la fiesta de Don Bosco, inicié de manera más formal el aspirantado, un poco de estudios, responsabilidades, trabajo con los grupos juveniles y oratorio, vida comunitaria, etc. Al inicio no fue nada fácil, tuve que superar el desprendimiento de mi la familia, pues soy hijo único y mi mamá es madre soltera, esa inquietud de querer hablar a cada rato con ella, fue algo que me costó superar; pero Dios nunca me deja solo; y me regalo un gran director, sacerdote y amigo, que me ayudo a comprender que Dios era el que se encargaría de cuidar a mi mamá y que no hay nada más seguro que la fe en Dios, así como que tarde o temprano yo tenía que salir de casa ya sea como casado o como la vida que ahora quiero seguir.

Durante los primeros meses, trabajamos preparando las actividades de Cuaresma y Semana Santa, también trabajamos en las actividades del mes de Mayo y el día de María Auxiliadora.

Actividades que me ayudaron a conocer y trabajar con nueva gente, y es que el panameño es muy entregado a las cosas de iglesia, no importa la lluvia o el cansancio y la familia, siempre está dispuesto a trabajar por el reino de Dios.

Con el pasar del tiempo también me fui metiendo mas de lleno en la vida Comunitaria, ayudando, comprendiendo que somos una familia y que nos apoyamos en las buenas y en las malas; como me lo dijo un salesiano amigo "La vida Comunitaria Salesiana es un gran regalo de Dios".

Había algo que yo pensé dejar atrás para siempre, y es que antes de querer ser salesiano, trabaje durante nueve años como locutor y productor de radio, pero Dios es quien lleva mi vida, y aquí en Panamá en el voluntariado también puse en práctica lo aprendido, pues para los evento de la Basílica había que hacer publicidad y visitar los medios de comunicación, y así es Dios, utiliza los dones que me ha regalado.

La experiencia continúo su curso, y yo seguía animado y con ganas de seguir adelante, claro había días donde los ánimos bajaban, pero Dios y Don Bosco siempre estuvieron a mi lado, para decirme "Si se puede, ánimo".

Los jóvenes de los grupos juveniles y del oratorio cada día iban regalándome más su amistad y confianza y es que puedo decir que viví la frase de nuestro fundador que dice "Entre ustedes Jóvenes es donde me siento bien".

Muchas enseñanzas, lecciones, experiencias, aventuras, risas, alegrías, etc., he vivido en este año que como si nada ya llego a su final. De Panamá me llevo lo más grande que tiene, su gente, de la comunidad de Basílica, me llevo enseñanzas y el cariño de verdaderos hermanos salesianos, de los grupos Juveniles y parroquiales me llevo las ganas y disposición de trabajar incansablemente por el Reino de Dios.

Dios, Don Bosco y la Comunidad Salesiana me regalan y permiten la oportunidad de continuar formándome como Salesiano en el Pre Noviciado el próximo año, el cual espero con mucho entusiasmo.

Al final puedo decir: Si quiero seguir adelante. Si quiero entregar mi vida a Dios para la salvación de los jóvenes. Si quiero dar votos de castidad, pobreza y obediencia. Si quiero ser Salesiano de Don Bosco.

Compartir