La empatía hace referencia al hecho de lograr que las personas sean capaces de imaginarse en el lugar de los demás. De manera sencilla, se define empatía como ponerse en el lugar del otro, o en los zapatos del otro; y aunque aún no hay un consenso sobre su definición, se puede entender como la capacidad de comprender los sentimientos y emociones de los demás, basada en el reconocimiento del otro como similar. Para Daniel Goleman, empatía es un conjunto de capacidades que empieza en uno mismo, ya que, sin la capacidad de darnos cuenta de nuestros sentimientos, jamás podremos contactar con las emociones y estado anímico de los otros; y estas capacidades nos permiten reconocer y entender las emociones de los demás.


La empatía hace referencia al hecho de lograr que las personas sean capaces de imaginarse en el lugar de los demás, de sentir lo que ellos están sintiendo si estuvieran en su situación. De esta forma, es como se puede saber mejor cómo son las personas que nos rodean, además de saber también qué quieren, por qué se comportan de cierta manera, cuáles son sus circunstancias y cómo se les puede ayudar.


A través de esta habilidad las personas se pueden acercar a ciertas situaciones de la vida diaria de una manera más profunda y a crear conciencia sobre la realidad que les rodea. Esta habilidad es indispensable para los seres humanos, teniendo en cuenta que toda nuestra vida transcurre en contextos sociales complejos.


Un ejemplo de lo complejo de nuestro contexto social, lo estamos viviendo actualmente por la pandemia del COVID-19 y todo lo que este escenario ha implicado: cierre de negocios, instituciones, empresas, fábricas, escuelas, universidades, centros comerciales, iglesias, entre otros, lo que ha obligado a las personas a no salir de casa para evitar contagiarse y lograr de esta manera contener la enfermedad cumpliendo una cuarentena. Estas medidas comienzan a descubrir escenarios en dos vías: los que están actuando de manera poco empática y los que, por el contrario, la están practicando.

En el primer caso, están los que cuestionan y culpabilizan a quienes, por uno u otro motivo, aún deben salir de casa; los que critican a las madres con tres o cuatro hijos que colocan banderas blancas porque ya no tienen alimentos, cuestionando la cantidad de hijos que tienen; los que estigmatizan a las personas que se han contagiado, sacándolos de las colonias, bajándolos de los buses, echándolos de donde estén porque no quieren que les contagien, culpándolos por haberse infectado; los que escriben lo que piensan en las redes sociales, dejándose llevar por sus prejuicios, sin percatarse que de fondo hay realidades duras que no se han tomado el tiempo de comprender.


En el caso de las personas que están actuando de manera empática, podemos observar este escenario en todos aquellos que están haciendo propio el dolor ajeno y han emprendido actividades a favor de quienes lo necesitan, uniéndose para llegar hasta donde hay mayor necesidad; jóvenes, empresarios, emprendedores, miembros de diferentes iglesias y familias que no se han quedado de brazos cruzados y se han dispuesto a ayudar a quienes lo necesitan. Personas que comparten lo que tienen, que están poniendo su parte para aliviar el dolor ajeno.
Si bien vemos muchas personas conmovidas por el dolor ajeno, practicando la empatía, también es cierto que necesitamos más personas practicándola en nuestra sociedad, ya que necesitamos niveles más altos de empatía. Se necesitan personas capaces de sensibilizarse ante el sufrimiento y las necesidades de los demás; a dos meses de iniciada la cuarentena, ya muchas familias se están quedando sin reservas económicas, ni alimenticias o de implementos de aseo. Esta pandemia está descubriendo vacíos existentes en nuestra sociedad, pero también es buen momento para continuar practicando esta habilidad.


Algunos aspectos que pueden ayudarnos a ser más empáticos en estos días son los siguientes:
Escuche a los demás: Para ser empático hay que escuchar lo que el otro tiene que decir. Escuchar a los diferentes miembros de la familia, a los amigos, a los vecinos, a quienes tenemos cerca. Es la única manera de comprender lo que sienten, piensan y necesitan.
Revisar prejuicios propios e ideas preconcebidas: En este momento que vivimos hay personas que realmente la están pasando mal, han perdido sus fuentes de ingresos e incluso han perdido a algún miembro de su familia. Despojarnos de las ideas que tenemos sobre algunos grupos de personas nos ayudará a ver más allá captando la necesidad real de la persona.
Intente probar la vida de otras personas: abra su mente para comprender otras culturas, otras formas de pensamiento, otras creencias, otras formas de ganarse la vida. Estas acciones nos ayudan a ponernos en el lugar de los otros y esto a su vez, nos ayuda a comprenderles de mejor manera.


La empatía es una forma concreta de solidaridad, es la que nos permite sentir que otra persona no está bien y por lo tanto, al sentir ese sufrimiento en nuestro cuerpo y alma, actuar para ayudar a que salga adelante o al menos consolarla. Cuando una persona consigue sentir el dolor o el sufrimiento de los demás, despierta el deseo de ayudar y actuar para aliviar un poco de ese sufrimiento y es esto lo que precisamente necesitamos en este momento: si no somos capaces de aliviar el dolor de los demás, por lo menos tratar de comprender su sufrimiento sin juzgar ni criticar, de eso se trata la empatía.
Por Ada Guardado - Psicóloga del Centro de Atención Integral a la Familia – CAIF – de FUSALMO-

 

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