Por más difícil que sea la situación que atravesamos, ésta pasará. Algunas de las situaciones que nos toca vivir, en especial aquellas que son muy dolorosas y que nos marcan la vida con un antes y un después como la muerte de un ser querido, una enfermedad grave, una infidelidad, dificultades económicas serias o, lo que vivimos actualmente por la pandemia del COVID-19 a nivel mundial con todas sus implicaciones: restricciones de movilidad, confinamiento, incertidumbre, temor a la enfermedad, altos niveles de estrés;

son circunstancias que pueden hacernos superar nuestra capacidad de respuesta ya que, al ser acontecimientos sin precedentes para los cuales no estamos preparados, no sabemos cómo sobrellevarlos. En este punto, cuando nos toca enfrentar dichas situaciones, donde nuestras fuerzas parecieran que no serán suficientes, tenemos dos opciones: desbordarnos por todo lo que sentimos y dejarnos vencer o, sobreponernos y salir fortalecidos. Ésta última opción es la de las personas resilientes.


En psicología, el término resiliencia se refiere a la capacidad de los sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional. Esta capacidad de resistencia se prueba en situaciones de fuerte y prolongado estrés y permite mantenerse en pie de lucha, con dosis de perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones que permiten avanzar en contra de la corriente y superar las dificultades que la vida nos presenta.


Gracias a esa capacidad resiliente, muchas personas pueden recuperarse de las situaciones difíciles que les ha tocado vivir y seguir proyectándose hacia el futuro, e incluso muchas llevan esta actitud a un nivel superior y transforman esa situación negativa en algo positivo; es decir que ese problema los ayuda a desarrollar recursos que creían no poseían. La resiliencia no se trata de algo extraordinario que sólo algunas personas tienen y desarrollan, sino que es una capacidad que aparece de forma muy habitual entre quienes viven grandes adversidades; es por ello que se dice que el dolor nos ayuda a transformarnos y a crecer.


Si vemos a nuestro alrededor, probablemente encontramos muchos ejemplos de personas resilientes ya que, la resiliencia es algo que todos podemos desarrollar a lo largo de la vida. Hay personas que son resilientes porque han tenido en sus padres o en alguien cercano un modelo, mientras que otras han aprendido a salir adelante por ellas mismas, venciendo sus propias dificultades. Esto es una prueba de que todos podemos ser resilientes.


Virginia Satir, autora y psicoterapeuta estadounidense, conocida por sus importantes trabajos sobre terapia familiar, menciona que todos contamos con los recursos internos necesarios para enfrentar las situaciones de la vida y crecer, además menciona que el cambio siempre será posible, por más difícil que una situación sea y, aun si este cambio externo es limitado, el cambio interno puede lograrse. Lo que indica que, aunque no podamos cambiar una situación, sí podemos cambiar la forma en la que respondemos a ella, la actitud que tomamos y cuánto dejamos que ésta nos afecte.


Esta misma autora propone los siguientes enunciados para fomentar la resiliencia:
1• Tenemos opciones, especialmente para encontrar respuesta ante el estrés en lugar de reaccionar ante estas situaciones.
2• La esperanza es un componente o ingrediente importante para lograr el cambio.
3• El problema no es el problema en sí, sino la manera de enfrentarlo.
4• Los sentimientos (y las emociones) son universales y nos pertenecen: nosotros los manejamos.
5• Las personas aprenden a sobrevivir y manejar las situaciones en su familia de origen.
6• Aceptar y apreciar el pasado aumenta la capacidad para manejar nuestro presente, el pasado no debe contaminar el presente.
7• No podemos cambiar el pasado, solo la forma en la que nos afecta: podemos transformar aquello que ya no nos sirve.


En la vida nos encontraremos con muchas adversidades, pero no debemos perder de vista que todos contamos con herramientas internas para hacer frente estas situaciones, y aunque estas nos dejen “heridas en el alma”, no significa que no podremos volver a ser felices. Por más difícil que sea la situación que atravesamos, ésta pasará y dependiendo de la actitud con la que la hayamos afrontado, podremos incluso salir fortalecidos, porque es en estas situaciones difíciles donde se desarrolla la resiliencia.


Por Ada Guardado
Psicóloga del Centro de Atención Integral a la Familia – CAIF – de FUSALMO

 

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