¿tu hijo moja la cama? Pedrito de 5 años, ha mojado la cama con frecuencia durante varios años. La mamá está preocupada porque ha intentado todo lo que le han recomendado y nada ha dado resultado. Hoy se siente alarmada y se pregunta si su hijo tiene alguna enfermedad extraña que le ocasiona  la incontinencia. 


Al igual que la mamá de Pedrito muchas mamás sienten preocupación por no poder solventar este problema.
Esta afección conocida como enuresis afecta al 20 por ciento de los niños mayores de cinco años, sin embargo, casi todos los infantes mojan la cama alguna vez antes de esa edad. Recordemos que el control de los esfínteres se da entre los tres  y cuatro años, pero no todos los pequeños cumplen con estos tiempos, hay niñas, sobre todo, que antes de los tres años ya avisan para ir al baño. Lo que significa que no hay una regla exacta.
Los especialistas aseguran que mojar la cama es un acto normal (antes de los 5 años) y que se desaparecerá con la edad, lo que sucede es que es incómodo no solo para el pequeño, sino para toda la familia. Algunos se levantan en la madrugada llamando a mamá o papá para que los cambien, y es que a quien le gusta estar mojado. Otros, con sueño más pesado se dan cuentan hasta que se despiertan en la mañana.
Esta afección también tiene un factor genético, los médicos sostienen que el niño que moja la cama, es porque los padres también lo hicieron en su niñez. Se considera que si uno de los padres mojó la cama, el hijo tiene el 30 por ciento de probabilidad de hacerlo. Y si los dos lo hicieron tiene el 50 por ciento de posibilidad.
Pese a que se considera normal, no significa que debemos quedarnos de brazos cruzados. La Asociación Española de Pediatría considera que mojar la cama trae consecuencias emocionales que pueden perjudicar el desarrollo del infante. Ellos sienten vergüenza, miedo y frustración. Más si los papás le reprochan el acto de mojar la cama. “Otra vez me hice pipi” dice el niño al levantarse con un rostro de frustración. Hay niños que  esconden o botan las sábanas sucias y  se las ingenian para ocultar eso que tanto les afecta. Para ellos dormir fuera de su casa es considerado una tragedia, sienten pavor solo pensar que alguien fuera de la familia se entere de que moja la cama. En algunos casos los pequeños presentan autoestima baja, se hacen rebeldes, enojados y aislados.

Dar apoyo al niño
Algunos padres creen que sus hijos se orinan en la cama por llamar la atención o por un acto de rebeldía. La Sociedad de Pediatría de Barcelona, España, considera que este pensamiento forma parte de una serie de mitos o creencias sin fundamento que la sociedad crea alrededor del acto de mojar la cama.

Los especialistas aseguran que lo primero que se debe hacer es no regañar, ni presionar al niño. Jamás se debe culpar a los niños de mojar la cama. Lo mejor es que se hable con él sobre el problema y encontrar juntos las acciones que ayuden a mejorar la afección. Decirle al niño que es una condición que tiene solución y que otros niños también la padecen puede ayudar a solucionar el problema.


Existen rutinas que encaminan el entreno del control de la vejiga en la noche y evitan que moje la cama, entre ellas están:

• Eliminar la ingesta de líquidos después de las 7 de la noche, sobre todo las bebidas que contienen cafeína, ya que estas aceleran la producción de orina.
• Premiar al niño las noches que no moja la cama. El premio pueden ser, colocar sellos de su caricatura favorita en un calendario. Se debe felicitar al niño porque la cama está seca.
• Crear la rutina de orinar antes de acostarse.
• Despertarlo a media noche para que vaya al baño.
• Utilizar alarmas de humedad que se colocan en la cama y suenan a las primeras gotas.
• Abrigar al niño en las noches heladas, ya que el frío hace que la orina se active.
• Mantener una actitud relajada ante una noche que moje la cama. Ayude a que el niño sienta confianza y se proponga a mejorar su práctica.

Es recomendable visitar al médico si el niño aún moja la cama después de cumplir cinco años y si ya había controlado la vejiga y de repente comienza a orinarse por las noches. Estos casos están relacionado con un acontecimiento que perturba al infante, como el nacimiento del hermanito, la muerte de un miembro de la familia, la separación de sus padres, cambio de kinder o mudarse de casa.

Alarmarse y atribuir la culpa al niño  solo empeorará las cosas. Lo mejor es informarse sobre cómo solucionar el problema de la mejor manera y hacerlo en conjunto: padres e hijo.

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