personatriste Aunque parezca increíble para muchos, esa compañera de trabajo o de estudio que vive todo el día quejándose por lo que pasa o, por lo que aún no ha pasado, puede traer daños a la salud de los que la rodean.


Un estudio de la Universidad de Medicina en Ohio, Estados Unidos, reveló que el estar escuchando constantemente a alguien quejarse de algo afecta el sistema inmune de los que están a su alrededor. El estado de ánimo y las acciones de las personas afectadas son transformados de forma totalmente negativa.
Algunos expertos sostienen que los individuos pesimistas dañan tanto como ingerir bebidas alcohólicas. Se cree que las actitudes pesimistas y quejosas pueden desencadenar estrés, presión alta, insomnio y hacer vulnerable al organismo ante cualquier virus.
Jacqueline Whitmore, experta en protocolo y escritora sostiene que “las personas pesimistas son capaces de desgastar a cualquiera. La energía destructiva y el drama las siguen a todas partes. Si no eres cuidadoso, pueden contagiarte su caos, sacándote de tu centro y alejándote de tus metas”.
Whitmore recalca algunas estrategias para contrarrestar el impacto de estas personas llenas de negatividad:
• La primera es no tomar en serio lo que dice. En otras palabras, se debe desatender al pesimista. Si no se puede alejar de esa persona, se debe poner un límite para que lo que diga o haga no afecte a los demás.
• Evita estar a solas o mantener largas conversaciones con este tipo de personas. Si se trabaja con alguien así hablar breve y solamente de actividades laborales.
• Contrarrestar su negatividad, al darle una respuesta positiva o una solución óptima hará que el pesimista reflexione o se aleje porque no encuentran un oasis para su negativismo.
• No permitir que el pesimista comience a hablar mal de una persona ausente, casi siempre lo que dice no tiene fundamento real. Desde un inicio se debe parar y no seguirle el juego.
• Sugerir que busquen ayuda con un especialista.

El pesimismo lleva a estas personas a ser solitarios, solteros y perder su empleo con frecuencia. Además, ellos padecen de estrés y depresión.
En un estudio, el psicólogo Martin Seligman descubrió que los optimistas eran más felices y exitosos que los pesimistas. Y que no importaba el coeficiente intelectual que tuvieran ante una misma prueba, los optimistas tenían mejores los resultados en el estudio y en el trabajo.
Uno de los grandes aportes que ha revelado Seligman en su estudio sobre el pesimismo es que cualquier persona puede aprender a ser optimistas. Él asegura que este cambio mejora la vida de la persona que pasa quejándose y ve el vaso medio vacío.
Algunos pueden pensar que los optimistas solo ven la realidad de un solo lado y que el pesimista lo ve completo, pero si ver un solo lado hace a una persona feliz y preparada para cualquier situación, qué más da.
Esa búsqueda de la felicidad conlleva a mantener relaciones con un trato saludable con las personas que le rodean, así podrá ser una persona llena emocionalmente y gozosa de buena salud. Se debe buscar personas que recarguen de energía y no aquellas que la consuman.

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