Un Salesiano en Albania

Han pasado ya varios días desde que llegué a “mi tierra prometida”. Ha sido una experiencia única, con una mezcla de sentimientos, oraciones y dificultades. Pero nada que me tome por sorpresa: sabía que enlistarme en una expedición misionera significaba comprometerse en una vida que no sería fácil.

Luego del envío misionero en Turín, los superiores me pidieron permanecer en Italia un tiempo corto que sirviera para afianzar el italiano y conocer la realidad de la inspectoría a la que pertenezco. Tuve la oportunidad de conocer no solo algunas casas, sino que a varios hermanos y jóvenes empeñados en la pastoral juvenil.