misa dominical quecchi Por lo general, los domingos celebro misa en las aldeas. Hoy me tocó por casualidad celebrar en la ciudad de San Pedro Carchá, Guatemala.

Amaneció lloviendo mucho, un poco de frío y mucha neblina. Pensé: La iglesia estará prácticamente vacía. Porque la misa comienza a las 7.30 am y la gente llega caminando desde las aldeas cercanas.

De hecho, cuando iniciamos la procesión de entrada desde la puerta principal, los pocos fieles se encontraban esparcidos en la amplia nave central. Tienen razón en no venir, pensé. Con este tiempo tan malo...

Llegado al altar, levanté la vista y, sorpresa, la iglesia estaba totalmente llena. Y continuaban llegando más fieles, bien envueltitos en abrigos de ocasión.

La misa dominical en qeqchí en esta comunidad indígena tiene la grandeza de una misa celebrada en la basílica de san Pedro, en Roma. Con las debidas proporciones, por supuesto. Una liturgia bien cuidada, numerosos los servidores: acólitos, coro, lectores, ministros de la eucaristía. Y una participación viva de los asistentes.

La duración de la misa no se mide con reloj. Es una celebración pausada. Es el momento más importante del domingo para este pueblo de Dios.

Aquí sí que se disfruta de una celebración eucarística, que no es un precepto a cumplir, sino una vivencia profunda de fe y un encuentro comunitario que fortalece la adhesión a Cristo y la pertenencia al pueblo de Dios.

Lo de si llueve o no, tiene escasa importancia.

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