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Somos dos voluntarias médicas argentinas que llegamos hace unos meses a Petén, Guatemala para sumarnos al proyecto de pastoral de salud de la Parroquia San Benito de Palermo y así ponernos al servicio de la comunidad.

Nuestro entusiasmo por vivir esta experiencia comenzó años atrás iluminada por nuestro carisma salesiano, que desde la niñez se fue gestando e invitándonos a sensibilizarnos por la vida del otro. A partir de nuestra graduación, se fue encaminando la larga búsqueda de un lugar donde poder hacer carne nuestra misión. Gracias al acompañamiento de nuestras familias y amigos, y a la constante oración, en octubre del 2016 se concretó nuestro voluntariado.

Desde que llegamos a San Benito nos sentimos muy a gusto. La gente fue muy cálida (y el clima también) y desde el primer momento nos invitaron a participar en las actividades de la parroquia.

Nuestro principal trabajo radicó en la atención médica de niños, jóvenes y adultos en la clínica Artémides Zatti, en el Barrio Candelaria, donde todos los días asisten personas del pueblo y de aldeas cercanas. Este dispensario está dedicado a personas de bajos recursos y se ofrece consultas de atención primaria de la salud, estudios básicos y medicina a bajo costo.

Una vez a la semana, se realizan jornadas de salud en las comunidades más alejadas de la zona central, trasladándose una doctora y una enfermera para brindar atención a quienes no pueden asistir a la clínica, así como visitar la casa de muchos pacientes en situaciones de vulnerabilidad para poder acercar la salud a quienes más lo necesitan.

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Tuvimos la oportunidad de conocer y ayudar en la Casa del Migrante “Bethania”, que ofrece provisoriamente alojamiento, comida y atención sanitaria a las personas, en su mayoría centroamericanas, que migran de su país en busca de un futuro mejor.

Otras de las propuestas en las que pudimos incorporarnos fue el Oratorio festivo San Francisco de Sales y otros grupos juveniles que pertenecen al Movimiento Juvenil Salesiano, donde se hacen actividades con niños y adolescentes de la ciudad y de las aldeas, teniendo como lema “El joven por el joven”.

Ya que ambas formamos parte del Programa PAAS, un equipo que ofrece capacitaciones de primeros auxilios a las obras salesianas de Argentina, quisimos realizar este curso en las parroquias de San Benito y de Ciudad de Guatemala queriendo contagiar la importancia del cuidado de la vida.

Es muy gratificante el contacto con las personas que conocemos día a día, que nos enseñan cosas nuevas, que nos motivan y desafían a crecer como profesionales y cristianas. Podemos decir con certeza, que hemos encontrado a Dios en aquellos con los que hemos compartido este camino.

Abrirse a un voluntariado es salir de la comodidad para ponerse al encuentro de otro. Invita a hacer experiencia de comunidad y a entrelazar nuestras culturas, sabiéndonos hermanos. Animamos a quienes tengan la curiosidad de ponerse al servicio de los demás, que alimenten esa “chispa” y que se sientan invitados a seguir construyendo el Reino de Dios.


 

 

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