Nos viene bien una reflexión ¿Quieres comprar un boleto para viajar a último momento? Abre tu app de viajes y compra en línea. ¿Quieres hacer un pago olvidado? La banca electrónica desde tu celular te lo resuelve, no importa si son las dos de la mañana.


¿Contar calorías por tu salud? ¿Contar los pasos que das en el día? ¿El desarrollo de tu bebé semana a semana en el embarazo? Ni hablar de música, rutas sin tráfico, diccionario. Todo está en el celular.

Nunca podremos negar que estas herramientas son geniales. Tampoco podemos negar que ahora tenemos los ojos pegados a la pantalla más tiempo del que incluso es saludable.

Estudios han determinado que una persona promedio toca su celular alrededor de 150 veces al día. Y el 95% de las veces es para nada. El celular es activado cada tanto sin que haya sonado ninguna alarma. Algunos lo consultan para ver la hora aunque tenga un reloj en su muñeca.

Según un estudio de la revista Psychology of Popular Media Culture’, el 70% de las mujeres en USA aseguraban que el celular interfería en su relación de pareja. Otra encuesta de la empresa informática Kaspersky dice que el 55 % de parejas discuten por el uso excesivo del aparato.

Allá por el 2000 se hizo popular en Australia la palabra ‘phubbing’ (unión de las palabras: ‘phone’, teléfono y ‘snubbing’, despreciar). Ahora esta palabra está aceptada en el vocabulario. Expresa una realidad que está metida en las relaciones de todo tipo. Ignorar al presente por el celular parece que es lo común.

La revista ‘Pediatrics’ informó que más del 75 % de los padres norteamericanos usaba su celular durante la cena, aún con sus hijos presentes. El estudio ofrecía los comentarios de los niños quienes decían sentirse solos.

¿Dónde está el secreto de este enamoramiento desmedido por el celular?

Una herramienta que resuelve todo está entre nuestros objetos preciados, pero hemos dejado de lado algo importante: estamos perdiendo la capacidad de resolver los problemas por nosotros mismos.

Le pregunto a Google cualquier cosa y le creo ciegamente sin indagar, sin investigar, sin contrastar, sin pensar o analizar. ¿Llegaremos a una era donde se reduzca nuestra capacidad de razonamiento? ¿Las máquinas lo harán todo por nosotros? Espero que no.

La vida digital avanzará cada vez más. No es algo malo en sí. Pero hay que tener una clara idea de para qué y en qué momento vamos a usarla. Saquemos de las herramientas digitales todo el provecho posible. Pero no olvidemos que tener una larga conversación con un amigo mientras caminamos en el parque o jugar con los niños a la pelota es la vida real y lo que más importa.

Nos viene bien a todos una reflexión sobre el uso de las pantallas. ¿Cuánto tiempo les dedico? ¿Cuánto dominan en mí? ¿Domino yo a la máquina o la máquina me domina a mí?


Un golpe de realidad futurista
Para quienes deseen tener una idea de hasta dónde podemos llegar en el uso de la tecnología, la serie de Netflix Black Mirror* ofrece una escalofriante mirada acerca de cómo la tecnología afecta la vida de las personas, sacando en muchas ocasiones lo peor del ser humano.
*Para mayores de 18 años

 

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