Foto de: Hasloo La rápida preponderancia que han tenido en los últimos tiempos internet y las redes sociales en el mundo del conocimiento, las artes las comunicaciones, etc. hacen imprescindible hoy, no sólo en el ámbito familiar, sino también en los centros educativos, una educación para el buen uso de medios tan valiosos y provechosos para el crecimiento cultural, espiritual y humano, tanto para el individuo como para la sociedad.

Frente a tanta catarata de información, es probable que no todo sea igualmente importante, y hasta quizás no todo sea totalmente exacto. Un buen asesoramiento de un docente o especialista en la disciplina que se investiga, puede resultar de importante ayuda, para que la búsqueda sea fecunda.

Pero, además, no es menos cierto que hay que dotar al usuario de cierta cautela y prudencia, porque en las comunicaciones virtuales se corren ciertos peligros que pueden causar perjuicios. Hay quienes se exponen como en una vitrina, con todos sus datos personales, familiares, etc. a la vista, lo que puede ser mal aprovechado por otros, sobre todo amparados en el anonimato.

Tampoco es bueno el permanente y prolongado aislamiento frente a una pantalla, dejando de lado el aspecto familiar, las responsabilidades propias, las actividades sociales, culturales, deportivas, religiosas, etc. que forman parte de la vida. Incluso las mismas relaciones amistosas a través de las redes nunca podrán sustituir ni tendrían que malograr de alguna manera, los encuentros presenciales, que seguirán siendo los más auténticos.

No estamos negando ni minimizando las verdadera maravilla del progreso de la técnica, y la importancia que tiene y tendrá cada vez más en el progreso humano. Simplemente, afirmamos que la educación debe ayudar al educando a ser selectivo, cauto, prudente, y a no dejarse llevar por el invento; porque en la vida también hay otros aspectos: familia, trabajo, amigos, estudios y muchos otros elevados valores, que no hay que desatender.

 

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