EducarDB6 «No siempre somos felices cuando somos buenos;
pero siempre somos buenos cuando somos felices.»



1. Haz lo que “debes” hacer.
Pon más energía en todo y resuelve las pequeñas molestias. Cultiva con decisión tu aspecto físico y mental. Camina más y vete a dormir temprano. Ordena los cajones y tira las cosas y ropa que no usas. Haz las tareas desagradables que estás descuidando. Responde todos los emails.

2. Demuestra tu amor.
El amor no existe: solo existen las manifestaciones de amor. La bondad es el amor dado con palmaditas. Trágate las ganas de criticar todo y no descargues sobre los demás tus tensiones.
Di con frecuencia “Te quiero”, abraza y besa a las personas que amas. Saluda siempre cordialmente y llama a las personas por su nombre. No seas terco en las discusiones.

3. Pon entusiasmo en el trabajo.
La mejor técnica consiste en organizar mejor el día. Proponte una tarea cada día y no la dejes hasta haberla concluido. Todo trabajo tiene un aspecto agradable.

4. Sonríe más.
En un día hay muchas preocupaciones o situaciones desagradables, pero también hay momentos divertidos y agradables. Escoge recordar sobre todo estos. Juega más con tu familia y celebra todos los cumpleaños y aniversarios con un poco de fantasía. Cuéntale a tus hijos y nietos los recuerdos de tu juventud.

5. Encuentra tiempo para los amigos.
Recuerda las fechas importantes. Invita a tus amigos y acepta con gusto sus invitaciones. No critiques. Cuanto más a menudo veas a una persona, más la encontrarás interesante e inteligente.

Escucha con gusto los recuerdos de los demás. Consuela a los amigos en los momentos difíciles.

6. Mantén tu cuerpo en forma y con buena salud.
Está comprobado que practicar ejercicio hace bien. Además de otras beneficios, quien se mantiene en movimiento es más sano, razona más lúcidamente, duerme mejor y retrasa la aparición de la demencia senil.

Entrenarse regularmente acrecienta el nivel de energía. A pesar de que parezca agotador, en realidad, hacer ejercicio incrementa la energía, especialmente en los “animales de sofá”. Caminar ayuda a pensar. Nietzsche escribió: «Todas las ideas verdaderamente grandes se conciben caminando».

7. Estimula la mente de un modo nuevo.
Conquista el hábito de la toma de conciencia. Presta atención al momento presente: vívelo plena y alegremente. Nunca más volverá. Los días son largos, pero los años son cortos.

Horacio,el poeta latino, escribió: «Conforme pasan los años, nos quitan una cosa tras otra».

Actualízate sobre técnica, música, libros, cine. Busca al menos cinco alternativas para todo problema o dificultad.

8. Sé tolerante.
La flexibilidad es una forma de sabiduría práctica, es la inteligencia que vive en el presente y que tiene la disponibilidad y la fluidez necesaria para adaptarse a lo nuevo. Quien nunca se rinde y quiere ser el más fuerte a toda costa es en realidad el más débil, y a menudo cae en el ridículo.

Acepta los pequeños contratiempos de que está llena la vida diaria.

9. Participa.
El sentido de pertenencia, es decir la convicción de formar parte de una realidad más grande que nosotros, con la que tenemos una relación física, emotiva, mental y espiritual, es un factor necesario para nuestro bienestar. Si falta, nos sentimos mal.

Casi todos los estudiosos sostienen que cuando no se satisface esta necesidad somos más vulnerables a la depresión.

Cuando te encuentres con extraños, recuerda que son personas como nosotros.

Lee mucho, mantente informado y mira la televisión con inteligencia crítica.

10. Abre la puerta al infinito.
Ora cada día. En lo profundo de nuestro ser hay una fuente inagotable de felicidad. Piensa en el tierno testimonio de un hombre: «Mi esposa murió en el atentado del 11 de septiembre del 2001.

Recuerdo que, cuando regresé a casa boté todo lo que le pertenecía y que me hacía pensar en ella. La única cosa que decidí conservar fue una pelota inflable de playa. Porque dentro se conservaba su aliento».

Dice la Biblia: «Dios, el Señor, tomó del suelo un poco de tierra y con ella plasmó al hombre. Sopló en su nariz un aliento vital y el hombre se transformó en criatura viviente
(Génesis 2,7).

Nunca olvides esto: en ti y en toda persona que encuentres está el aliento de Dios.

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