Democracia, buena pero imperfecta Don Bosco nos pide educar a los jóvenes en el compromiso y en la participación política. Presento aquí algunos tips para tomar en cuenta en esta importante tarea.



Democracia
La democracia, como gobierno de la mayoría e imperio de la ley, no es un sistema perfecto para gobernar, ya que ni la verdad ni la justicia vienen definidas por la opinión de la mayoría. La autoridad del Estado debe ser obedecida, pero ella, a su vez, debe estar sometida a la ley. Las leyes elaboradas por los hombres deben estar de acuerdo con la ley natural y con la ley de Dios. O sea, debe respetar los derechos humanos y la dignidad de todas y cada una de las personas humanas. De lo contrario serían ‘leyes inicuas’.

La expresión es de santo Tomás. Las leyes inicuas o injustas no deben ser obedecidas, aunque hayan sido aprobadas por una Asamblea.

La independencia de los poderes del Estado (Legislativo, Ejecutivo y Judicial) debe ser real. Jamás deben existir jueces comprometidos con el gobierno de turno.

Todos los funcionarios deben trabajar como verdaderos servidores públicos. De manera que estén al servicio del ciudadano y no el ciudadano al servicio de ellos.

La ley debe poner límites a las intervenciones de la autoridad para evitar abusos. El ciudadano es libre de hacer todo aquello que no esté prohibido expresamente. La autoridad, en cuanto tal, no puede hacer nada que no le esté expresamente encomendado.


Seguridad jurídica
En la sociedad debe haber claridad de las reglas del juego y respeto de dichas reglas, tal como sucede en un partido de fútbol. De manera que se tiene seguridad de recoger lo que se ha sembrado y no que lo recoja otro, ya sea el gobierno o un delincuente común. De lo contrario, si hay intervenciones abusivas de la autoridad, se desanima el trabajador y disminuye todo esfuerzo individual. Las personas suelen emigrar hacia los países que tienen mayor seguridad jurídica.

Según el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (#119), los pecados más extendidos son el afán de ganancia a toda costa y la sed de poder. De ahí que el principal problema hoy en nuestras sociedades sea la corrupción.


La corrupción
El documento de Juan Pablo II La Iglesia en América, del año 1999, aborda explícitamente este problema en sus números 23 y 60:

# 23: Se trata de una situación que favorece la impunidad, el enriquecimiento ilícito y la falta de confianza respecto a las instituciones políticas.

La corrupción ha de ser denunciada y combatida con valentía por quienes detentan la autoridad, con la colaboración de los ciudadanos. Los adecuados organismos de control y la transparencia de las transacciones económicas evitan en muchos casos que se extienda la corrupción.
Los pobres son los primeros en sufrir los retrasos y la ineficiencia cuando la administración de la justicia es corrupta.
El favoritismo del gobernante que otorga privilegios económicos a personas o grupos (los famosos lobbies de presión por parte de sectores económicos) es una corrupción del principio básico de la igualdad de todos ante la ley.

#60.- Lucha contra la corrupción. La Iglesia puede contribuir a erradicar este mal con una mayor presencia de cristianos laicos cualificados que promuevan la práctica de valores como la verdad, la honradez, la laboriosidad y el servicio del bien común. Los cristianos, formados por el Catecismo de la Iglesia Católica y por la Doctrina Social de la Iglesia, contribuirán significativamente a la solución de este problema en todos los aspectos que afecten a sus vidas y en aquellos otros a los que pueda llegar su influjo.


Impunidad
La corrupción favorece la impunidad, nos ha dicho La Iglesia en América. Es inútil que existan códigos de delitos enumerando las penas correspondientes, aunque se trate de pena capital o de cadena perpetua, si existe impunidad.


Caudillismo
Merece una seria reflexión el regreso al caudillismo en varios países de América Latina. Es preocupante la facilidad con que las masas se entregan ciegamente en manos de quienes, demagógicamente, les prometen milagros como si ellos fueran el mesías.


Economía
El truco consiste en no gastar más de lo que ingresa. Cuando una familia gasta más de lo que ingresa, se arruina la familia. Cuando un gobierno gasta más de lo que ingresa, arruina al país entero.

Desconcierta observar cómo discrepan entre sí los mismos economistas. Por eso me limito a resumir el número 336 del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: La Doctrina Social de la Iglesia considera la libertad de la persona en campo económico, un valor fundamental y un derecho inalienable que hay que promover y tutelar.

Cada uno tiene el derecho de iniciativa económica, y podrá usar legítimamente de sus talentos para contribuir a una abundancia provechosa para todos, y para recoger los justos frutos de sus esfuerzos. La experiencia nos demuestra que la limitación de tal derecho destruye de hecho el espíritu de iniciativa del ciudadano. El Estado tiene la obligación moral de poner restricciones solo cuando se atenta contra el bien común.

 

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