papa-frnacisco-jmj-rio-1Recientemente se ha cumplido un año de la elección del cardenal Jorge Bergoglio como sucesor de Benedicto XVI para el ministerio del gobierno de la Iglesia universal. Al ser presentado ante la multitud que se aglomeraba expectante en la Plaza de San Pedro, el anuncio del nombre elegido para su pontificado sorprendió a todos: Francisco. Una decisión que se ha revelado muy feliz, pues es reflejo del carisma con que ha irrumpido el actual pontífice. 

Quizás en la elección de este nombre, además de la devoción que el mismo papa pueda tener por el poverello de Asís, haya asomado el interés de granjearse la simpatía de los italianos. Pero hay sobre todo motivos carismáticos que se han ido manifestando de manera clara, entre los que sobresalen dos: la identificación con los pobres y la promoción de la paz. No sólo con palabras, sino con gestos decididos y convincentes se ha manifestado el papa como pastor solícito en torno a estos dos temas. 

 

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Espero que no se enoje conmigo el experimentado siquiatra Polaino-Lorente porque resumo y adapto algunos de sus escritos (Sexo y Cultura, Rialp, 1999). Todo sea por favorecer la divulgación de sus enseñanzas.

El hecho histórico más importante para comprender el cambio cultural que caracteriza nuestra época no es la informática, ni la carrera espacial o la energía atómica. Es sencillamente la puesta en marcha, en la década de los ’60 del siglo XX, de las sustancias contraceptivas y su generalización. Lo que aconteció entonces es que se separó totalmente la sexualidad de la procreación, pudiendo el hombre servirse de la sexualidad exclusivamente para su dimensión placentera. He aquí algunas de sus consecuencias:

Disminución de la natalidad y aumento del número de ancianos.

Aumento de la vulnerabilidad de los cónyuges a la separación y al divorcio, pues la fijación en el placer propicia la infidelidad conyugal.

etica-1Así titula Bernardo Kliksberg, economista y sociólogo argentino, uno de sus trabajos acerca de la realidad socioeconómica de América Latina. Según él, hay en el continente un agudo malestar por la forma en que los gobiernos han manejado la cosa pública, con las graves desigualdades que persisten y con todas las formas de corrupción que ha ido saliendo a luz. Ciudadanos cansados de padecer la manipulación y la demagogia están pasando a la indignación y la protesta.  

Es conocida la frase de Nicolás Maquiavelo, célebre escritor y político del Renacimiento: “El fin justifica los medios”. Dicha frase sintetiza toda una doctrina y una postura que lamentablemente ha influido marcadamente en la posteridad: la política desvinculada de la ética. Más tarde sucedería lo mismo con la economía: el lucro se erigió en el fin y el motor de la producción, en lugar del factor humano. 

Ante las graves consecuencias de tal desvinculación, sobre todo la gran desigualdad entre países ricos y pobres, los papas se dieron a la tarea de iluminar desde la fe cristiana los fenómenos sociales, políticos, económicos. Así ha ido surgiendo la llamada “doctrina social de la Iglesia”. 

vitroCiertamente no se pueden ignorar las legítimas aspiraciones de los esposos estériles. Para algunos, el recurso a la fecundación in vitro representa el único medio para obtener un hijo sinceramente deseado.

 

Pero esta buena intención no es suficiente para valorar positivamente la fecundación in vitro. ¿Por qué?

 

1.- Pues porque las circunstancias en que es realizada implican la destrucción de seres humanos. En efecto, se recogen varios óvulos de la mujer, se fertilizan y después se cultivan en un laboratorio durante algunos días. Habitualmente no se transfieren todos a las vías genitales de la mujer. Algunos se destruyen o se congelan. Y varios de los embriones ya implantados a veces se sacrifican por diversas razones. No se trata de prohibir por prohibir. Destruir embriones significa destruir seres humanos porque la vida humana comienza con la concepción.

 

2.- Además, en esta forma de fecundación se realiza una separación indebida entre la fecundación humana y el acto conyugal. Así como todo acto conyugal debe estar abierto a la procreación, así también toda procreación humana debe ser fruto de un acto conyugal. ¿Por qué? Porque así lo exige la alta dignidad de la persona humana: Ni acto conyugal cerrado a la fecundidad, ni concepción humana sin acto conyugal.

Etica-1Comencemos recordando que el matrimonio no es una unión cualquiera entre personas humanas. Ha sido fundado por el Creador, que lo ha dotado de una naturaleza propia, propiedades esenciales y finalidades. No está en nosotros poderlo cambiar.

Según el libro del Génesis, son tres los datos fundamentales del designio del Creador sobre el matrimonio.


1- El hombre, imagen de Dios, ha sido creado «varón y mujer» 
(Gn 1, 27).

2- «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y se harán una sola carne» (Gn 2, 24).

3- «Sean fecundos y multiplíquense» (Gn 1, 28).

eticaASegún el Foro Urbano Mundial de las Naciones Unidas, América Latina es la zona del mundo con la mayor desigualdad de la riqueza. Apenas el 20% de la población detenta casi el 60% de las riquezas y la cosa más triste es que este mal, que arrastra desde hace décadas al continente, no mejora sino que empeora con los años.

 

El actual sistema económico es un sistema injusto que produce desigualdad. El camino nuevo a seguir es la opción preferencial por los pobres. No hay que quedarse simplemente en discursos. La opción preferencial por los pobres debe apuntar hoy a los cambios necesarios en el sistema económico. Toca a los economistas hacerlo. A la Iglesia le corresponde enunciar los grandes principios sobre los cuales debe basarse la economía, como también lo que es el bien común, que es el principio que falta.  El sistema económico actual busca el bien de pocos, ya sean países, empresas o grupos de poder. 

etica1Los antecedentes cristianos de la formulación de los Derechos Humanos (DH), son claros: “La dignidad de la persona humana procede de haber sido creada a imagen y semejanza de Dios” (GS 29). No siempre se reconoce esto. Paciencia. Pero lo que no podemos permitir es que se niegue.

Un diputado citó la Biblia en el Congreso para protestar contra la aprobación de los matrimonios homosexuales en Costa Rica.

Inmediatamente en la viñeta de uno de los periódicos locales aparecía alguien arrojando la Declaración de los Derechos Humanos en contra de este diputado, dibujado en actitud de leer la Biblia.

El mensaje era claro: “Los Derechos Humanos de la ONU nos defienden de las viejas extravagancias bíblicas”. Se presenta la Biblia como enemiga de los Derechos Humanos.