Acogida clamorosa en el Instituto Técnico Ricaldone. La fiesta de Don Bosco arrancó con la celebración eucarística en los patios del Colegio Santa Cecilia. La misa fue presidida por mons. Oscar Julio Vian, arzobispo de Quetzaltenango. Lo acompañaban mons. Elías Bolaños, obispo de Zacatecoluca y varios sacerdotes. Asistieron numerosos alumnos y alumnas de las obras educativas salesianas y de otras congregaciones religiosas o gubernamentales.
Al finalizar la misa, la urna con Don Bosco fue trasladada hacia el Instituto Técnico Ricaldone, en San Salvador. En el trayecto se tuvo una breve parada en la nunciatura.

La recepción de Don Bosco en el Ricaldone tuvo un sabor a oratorio festivo. Dos gigantes en zancos con atuendos de payasos marcaron el tono jocoso de los tiempos en que Don Bosco entretenía a sus jóvenes con esas artes. Banda musical, desfile de carteles salesianos y mucho jolgorio alimentaron el bullicio de los casi dos mil alumnos instalados en las graderías.



Luego la urna con la efigie de Don Bosco fue trasladada al amplio salón de usos múltiples donde todos los presentes tuvieron la oportunidad de desfilar para su encuentro personal con el Santo de la juventud.

Parroquia María Auxiliadora, en San Salvador. A media tarde la imagen de Don Bosco fue trasladada a la Parroquia María Auxiliadora, conocida popularmente como iglesia Don Rúa. Se puede afirmar que esta última estación se convirtió en una auténtica apoteosis.Unos 500 metros antes de llegar a su destino, Don Bosco encontró una calle profusamente adornada con elementos variopintos. Ambos lados de la calle bullían de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos impacientes hasta el extremo por ver a Don Bosco. Un centenar de acólitos y acólitas escoltaban al santo luciendo sus vestiduras llamativas.

Conforme la urna se acercaba, la algarabía subía de tono. Al llegar frente a la majestuosa iglesia, todo se convirtió en una combinación fastuosa de colores, cantos y gritos jubilosos. Quienes ya estaban en el templo podían seguir en varias pantallas gigantes el desarrollo de la recepción a Don Bosco en las afueras de la iglesia.

Una vez ingresado Don Bosco en el espacioso templo, los jóvenes desbordaron su entusiasmo queriendo tocar a su santo. Era un delicioso caos de cariño. A partir de ese momento comenzó un denso programa para celebrar la visita de Don Bosco a sus amigos. La noche fue corta para venerarlo y expresarle el regocijo general por tenerlo en familia.

Al día siguiente hubo diversos encuentros de Don Bosco, primero con los salesianos, después con los alumnos de los salesianos y de las Hijas de María Auxiliadora para culminar a mediodía con una solemne misa a la que asistieron casi todos los obispos del país, personalidades del gobierno, bienhechores y miembros de la familia salesiana.

El alcalde de San Salvador Norman Quijano entregó al P: Luis Corral el diploma declarando a Don Bosco visitante honorable..

En su trayecto hacia el aeropuerto, la urna hizo una breve gira en el Polígono Industrial Don Bosco, donde fue recibida por más de tres mil personas.

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