Foto: J.C. Mendoza Desde temprano me sentí llamado a vivir este espíritu, pero "no en el seminario", sino inserto en el mundo, donde se necesita ser sal y luz. Este camino ha sido un regalo de Dios, para mí y para mi pequeña iglesia doméstica. Es la fuente que le da sentido a mi existencia.

He ido descubriendo la voluntad de Dios. He caído y me he levantado. Mi familia espiritual me sostiene y me ayuda a dar lo mejor a los jóvenes más pobres y a mi pueblo.

Vivo dedicado a mi trabajo en el hospital. Lucho por ser un buen padre y esposo. Me mantengo asociado a mis hermanos cooperadores. Presto mi servicio apostólico entre los jóvenes pobres del Centro de Capacitación Don Bosco.

Coopero en la obra de Dios, aun cuando mis realizaciones no sean grandes ni maravillosas. Cumplo mis deberes cotidianos y coloco la eucaristía como centro y fuente de mi vida. Me siento solidario con Don Bosco y mi familia espiritual.

Ser Salesiano Cooperador es mi norte. Detrás de este regalo esta María, la madre, la que se ocupa de acompañarme en este camino, y quien es auxilio en todo momento.

Juan Carlos Mendoza, hondureño, exalumno salesiano, casado con Gislena, tres hijos, médico cirujano, salesiano cooperador desde 1991.

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