obiscpo El arzobispo de Santiago de Guatemala tiene una importancia moral ante la sociedad. Todos los problemas políticos, sociales y económicos vienen aquí al arzobispado.

Vienen  a mí muchas personas a pedir iluminación. Guatemala está en un periodo muy difícil. Hay mucha violencia. Como obispo debo ser una persona que llama a la unidad, concordia y fraternidad, no solo en las homilías, sino también ante los medios de comunicación.

Tengo a mi cargo el cuidado de 540 sacerdotes diocesanos y religiosos de las 147 parroquias de la arquidiócesis.


Mi día inicia con la oración, el desayuno y luego atender la agenda preparada por el secretario. Todos quieren venir a decirle al obispo qué han hecho y qué quieren hacer. Debo recibir a todos, a cada uno con problemas diferentes.

Lo salesiano lo llevo en mi forma de ser, de recibir a la personas, de ser accesible, sobre todo a los jóvenes a quienes nadie les hace caso.

Yo soy obispo por obediencia. Espero caminar hasta donde pueda. Nadie lo esperaba. Yo era el arzobispo desconocido, pero aquí estoy.

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