Granada Por la tarde el Rector Mayor fue recibido en Granada, la ciudad adonde llegaron hace cien años los primeros salesianos, gracias a los buenos oficios de doña Elena de Arellano, ilustre dama de la ciudad. En la calle Xalteva cercana al Colegio Salesiano se había improvisado un tablado para la ceremonia de recepción. Allí se le entregó al P. Pascual las llaves de la ciudad. Fue la ocasión para bendecir un monumento a Don Bosco y la efigie de doña Elena. 

 

El corto trayecto hacia el Colegio Salesiano el Rector Mayor lo recorrió montado en una berlina tirada por un caballo, vehículo muy usado en esta turística ciudad colonial. A lo largo del camino pequeños grupos de alumnos y alumnas escenificaban estampas oratorianas con simpático ingenio infantil.

 

En el colegio salesiano se le tributó al Rector Mayor una cálida recepción por parte de los oratorianos. En un clima de gran espontaneidad y algarabía, el P. Pascual fue homenajeado con bellos bailes típicos, cantos alusivos a su visita y simpáticos dones.

 

A las seis de la tarde se celebró la misa de acción de gracias en la original capilla de estilo gótico en honor a María Auxiliadora. Fue una hermosa celebración a la que participaron los granadinos, que se enorgullecen de ser salesianos como parte de su identidad personal. Una larga procesión de ofrendas llevadas por niños y niñas dio un toque simpático a la digna celebración litúrgica.

 

Por la noche la familia salesiana había preparado al Rector Mayor una magnífica cena en una de las mansiones más hermosas de la ciudad. Así se concluyó una jornada intensa e impregnada de afecto exhuberante y cordial hacia el sucesor de Don Bosco

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