tmhugosestrada El Director del Boletín Salesiano, el P. Heriberto Herrera, me ha pedido que, a nivel personal, relate lo que he realizado en cuanto a la evangelización a través de la radio, prensa y televisión. Es ese el motivo por el cual tengo que hablar de mí, de manera especial.

Antes de comenzar a escribir libros de tema religioso, yo pensaba que, si escribía esa clase de libros, la gente los iba a encontrar muy aburridos y nos los buscaría. Por eso no lo había intentado. Había varias personas que habían escuchado algunos programas míos de radio sobre los diez mandamientos y me pedían que los escribiera. Yo no me animaba a hacerlo. Un día, una señora tomó el casete donde estaban grabados mis programas y los escribió a máquina. Me animé, entonces, a corregirlos y presentarlos como un libro. A muchas personas les sirvió. Ese libro ha llegado ya a su vigésima edición. Me animé a seguir escribiendo y, así, por la gracia de Dios, he editado 47 libros de tema religioso. El titulado “Meditaciones para los días de sufrimiento” ha llegado a la décima novena edición. Varios de mis libros han sido editados por varias editoriales: Ediciones Paulinas (Colombia), Ediciones Alba (México), una editorial de Perú y una de Quito. También los han “pirateado” en varios lugares. No me disgusta, pues sirve para que se difunda la Palabra de Dios. Para mí es muy alentador ver que las personas buscan mis libros y me preguntan cuándo va a salir el siguiente. Pero lo que más me ha animado a seguir adelante en esta misión han sido los testimonios de algunas personas. Una señora estaba por suicidarse, se arrepintió cuando leyó mi libro “Para mí ¿quién en Jesús?”. Un joven me decía que volvió a tener fe cuando leyó el libro “En manos de mi Padre”. Son muchos los que me comentan que su vida ha cambiado al leer alguno de mis libros.

Don Bosco antes de publicar sus libros se los leía a su mamá, que era analfabeta, para ver si los entendía. Mi preocupación al escribir ha sido siempre buscar un estilo sencillo que la gente comprenda, y goce al leer el libro. Creo que gran parte del éxito de estos libros es la claridad y sencillez de estilo. Me da gusto cuando en un autobús o haciendo fila en algún lugar, una persona está leyendo alguno de mis libros. Pienso que es una predicación en las manos del lector.

En la radio
A la radio me empujaron los laicos. En Guatemala, allá por los años ochenta, no había propiamente emisoras católicas. Abundaban las protestantes. Me tuve que acercar a una emisora en la que se transmitían toda clase de programas. Antes del mío, había uno sobre espiritismo; después de mi programa, alguien leía cartas, y así por el estilo. Más tarde, me ofrecieron salir en una emisora que llegaba a todo el país. Allí estuve algún tiempo, pero llegó a la dirección de esa emisora un testigo de Jehová, y lo primero que hizo fue despedirme.  Providencialmente el Señor me llevó a una emisora potente cuyo propietario era un político, por eso tenía muy pocos programas. Me llamó la atención que las horas de preferencia, en la mañana, estaban sin programas. Comencé allí, luego invité a otros laicos para que tomaran en esa emisora un cuarto de hora cada uno, y así fuimos formando dos horas católicas. Más tarde, un empresario católico compró la emisora y comenzamos con alegría a tener una emisora católica.
Desde hace más de treinta años, todas las mañanas, durante veinticinco minutos, el Señor me ha mantenido evangelizando a mucha gente. Una emisora de radio puso una conexión directa con nuestra parroquia, La Divina Providencia: todos los días se transmite la misa de las siete de la noche. Los domingos, se transmiten tres misas. Es muy satisfactorio escuchar a personas que me detienen en la calle, o en otros lugares, para agradecerme porque todos los días pueden escuchar evangelización y catequesis. Familias enteras me dicen que me escuchan diariamente y que les ha servido mucho para su vida espiritual. Me encontraba en una cafetería, y se acercó una persona para decirme que, debido a mis programas, no se había ido de la Iglesia católica. Otros me afirman que volvieron a ser católicos después de escuchar los programas. Alguien me dijo que, debido a mis programas de radio, había tenido un encuentro personal con Jesús. Un médico guatemalteco me comentó que todos los días, por medio de internet, me escucha en África. Sin lugar a dudas, por ahora, la radio es el medio más común para llegar al pueblo. Mis programas se han difundido en otras naciones. Sobre todo, en El Salvador y Nicaragua. Creo que en los medios de comunicación no hay que tener miedo de ser eminentemente bíblicos y remachar los principios básicos de nuestra fe, ya que muchos se llaman católicos, pero desconocen los fundamentos bíblicos de su fe.

A la televisión
A la televisión también me llevaron los laicos. Comencé en un canal dirigido por los militares. Allí estuve varios años. Luego me invitaron para hacer una prueba en el canal 7 de la Ciudad de Guatemala. Allí permanecí 12 años, hasta que llegó un director protestante, y me dijo que ya no llegara más. Después de algunos años, me volvieron a invitar en el mismo canal en el que permanezco en la actualidad. Hace siete años, un grupo de laicos fundó el “Canal Católico JesúsTV”, del que me invitaron a ser director espiritual. Este canal está en el aire las veinticuatro horas y también trasmite por internet. Allí salgo todos los días en el programa “Reflexiones bíblicas”. A través de este canal se transmite la misa del domingo, que es retransmitida por otra emisora de televisión a toda la nación. El trabajar en televisión me llevó a publicar varios álbumes con DVDs de prédicas de 25 minutos cada una, por medio de las cuales se pueden difundir muchas pláticas de evangelización y catequesis con ilustraciones y citas bíblicas. Estos DVD han servido a muchas comunidades para la evangelización y preparación de sus evangelizadores. En cierta oportunidad, un guatemalteco nos llamó llorando, desde el Polo Norte; nos decía que nos había visto por televisión; que hacía muchos años que no veía una procesión.
Sin lugar a dudas, los católicos vamos muy despacio en cuanto a los medios de comunicación, que el Papa Juan Pablo II llamó los areópagos modernos. No obstante, en todas partes vemos el esfuerzo y sacrificio de la Iglesia Católica por llevar el mensaje cristiano en estos tiempos postmodernos de tanto secularismo y desconcierto provocados por la radio, la prensa y la televisión. La Iglesia con gozo y valentía debe cumplir el mandato de Jesús de gritar, desde las azoteas, el Evangelio de salvación para todas las naciones.

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