DSC 6050 Nueva evangelización no significa un evangelio nuevo, de última moda, como tampoco un evangelio adaptado.

El evangelio no se puede limar, es siempre escandaloso.

La iglesia no puede reducirse a defenderse sí misma y a mantener el status quo. No puede hacer depender su mensaje de las modas que cambian rápido. 

Tampoco se trata de una campaña de reconquista de posiciones pasadas o de una revitalización de modelos históricamente superados.

Evangelizar es algo más que ensayar estrategias apostólicas nuevas o impulsar un marketing religioso.

Es la proclamación del único y permanente mensaje del evangelio en una nueva situación, conscientes de que esto solo es posible en virtud de la fuerza proveniente de lo alto, es decir de la fuerza transmitida por el Espíritu Santo. 

 

A la iglesia le corresponde la tarea de mantener viva la tradición apostólica, es decir el mensaje original de los apóstoles recibido del Señor Jesús. Fidelidad al contenido y a su vitalidad.

 

No seríamos fieles a la fe transmitida si nos limitamos a repetirla. Debemos proponerla continuamente en el Espíritu Santo, de manera nueva, joven y fresca.

 

Debemos esforzarnos por poner el evangelio de modo creativo en los debates de nuestro tiempo para iluminarlos con la claridad de la fe. 

 

Así daremos una respuesta cristiana a una nueva situación.

 

El evangelio de Jesucristo, en su calidad de sabiduría de Dios, es capaz de atraer por sí solo, de demostrar que es luz del mundo y de la vida y de indicar a toda persona de buena voluntad una vía de salida de situaciones equivocadas. 

 

No debemos ceder a la ilusión que en el futuro se pueda llegar a una síntesis entre iglesia y cultura, entre fe y conocimiento. Una armonía tal nunca ha existido, ni puede existir en línea de principio con este mundo.

El evangelio siempre está a contrapelo, y los poderes hostiles alzarán la cabeza y se opondrán duramente también en el futuro. No podemos ilusionarnos con poder actuar mejor que Jesús, quien al final fue clavado en una cruz y solo así abrió el camino hacia la Pascua.

 

La nueva evangelización no podrá llegar sin conflictos. No debemos tener miedo a los conflictos. La evangelización está siempre bajo el signo de la cruz.

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