testimonio-1

Llegar al Oratorio Domingo Savio es como transportarme a un mundo nuevo. Allí encuentro personas que son como mis hermanos buenos. Paso toda la semana esperando ese día. Me siento en familia. Es una experiencia que estoy viviendo desde hace doce años.

Fernando Hernández, Guatemala

Testimonio-2

Lo primero que me impactó  de los salesianos fue su forma  cercana  de tratarnos, Me sentí apreciada, acogida  y amada por ellos. Para todos tenían una sonrisa, una palabra amable. Es como cuando uno llega con una gran sed  y comienza a beber, a beber y siente una satisfacción enorme, a tal grado que te enamoras de la fuente, en este caso de la educación salesiana. Los salesianos me han formado con la pedagogía del amor. Con ellos descubrí mi vocación de educadora. 

 Paulina Coché Tzina, Guatemala

testomio3

Ser parte de una casa salesiana ha sido una de las mejores cosas que me han sucedido. La casa de Don Bosco es mi propia casa, donde he estudiado, reído y llorado,  donde he jugado y saltado al lado de mis compañeros que han sido como mis hermanos. Los salesianos me han forjado para ser  feliz. No los echaré de menos porque soy uno de ellos, ni a Don Bosco porque fui parte de su sueño.

Hércules Chamul Flores, El Salvador

testimonio-4

Los salesianos me han formado de manera íntegra, con una personalidad cristiana, me han enseñado a superarme como persona, a exigirme con más de lo que puedo dar, a comprender que querer es poder, me llevaron a descubrir la luz de la fe, a ser una persona solidaria, a valorarme como ser humano y ver a mis compañeros como hermanos. 

Monserrat González Laporte, Costa Rica

testimonio-5

Lo principal que he aprendido con la educación salesiana es que se vive en un ambiente de familia y unión con Dios. He pasado toda mi vida con mis compañeros y en el salesiano he aprendido a sentirlos como mis hermanos. La educación salesiana es diferente.

 

Josué Durán González, Costa Rica

testimonio-6

He aprendido que todos somos hijos de María Auxiliadora, que debemos preocuparnos por las demás personas y que la vida está llena de alegría y que, cuando tengamos presentes a Dios en nuestra vida, podemos mejorar nuestra calidad de vida.

 

Edwin Ariel Téllez Moreno, Nicaragua

Compartir