nino-2 El sistema preventivo de Don Bosco es un modo de vivir y trabajar para comunicar el Evangelio y salvar a los jóvenes con ellos y por medio de ellos. 

 

Este sistema informa nuestras relaciones con Dios, el trato personal con los demás y la vida de comunidad en la práctica de una caridad que sabe hacerse amar.

 

Para nosotros salesianos y salesianas no hay escapatoria: si queremos ser cristianos en este siglo nuestro, no hay otra que la “vía mística”: la educación, vivida en el misterio de la filiación y de la vida trinitaria calada en el tiempo y en la historia, en el actuar del joven y la salvación del mundo: como Don Bosco en su tiempo. 

La ética cristiana es una ética de filiación, del sentirse y del actuar como hijos adoptivos: no una ética del deber por el deber, de lo “políticamente correcto” o de un pactar continuo, sino del vivir y actuar como hijos del Hijo, en el amor y en la misericordia.


La filiación cristiana permite entender mejor, vivir con sentido de satisfacción, y formarse en la alegría, en aquellas que son las fortalezas del espíritu salesiano, es decir en aquellos planteamientos y modalidades virtuosas que definen la sustancia personal del ser y actuar salesiano.

 

Cristo es la fuente de nuestro espíritu salesiano. De allí se deducen nuestro estilo de ser y actuar: 

vivir en la presencia de Dios; ver, pensar, actuar con el ojo de Dios, con el corazón de Dios, con la paciencia y la misericordia de Dios; poseer el sentido de Iglesia; 

sentir en lo profundo de nosotros la predilección por los jóvenes («Yo por ustedes estudio, por ustedes trabajo, por ustedes vivo, por ustedes estoy dispuesto hasta dar la vida»).

practicar la amabilidad salesiana: el salesiano es abierto y cordial, dispuesto a dar el primer paso y acoger a los jóvenes con bondad, respeto, paciencia y amplitud de miras;

actuar e interactuar en espíritu de familia, como personas en una comunidad educativa;

ser capaces de tener optimismo y alegría;

practicar la indicación de don Bosco: trabajo y templanza;

ser capaces de tener creatividad y flexibilidad.

 

Pero por encima de todo está cuanto se afirma en el artículo 39 de las Constituciones Salesianas.: «La práctica del sistema preventivo requiere en nosotros una actitud de fondo: la simpatía y la voluntad de entrar en contacto con los jóvenes. 

 

“Con ustedes me encuentro bien; mi vida es precisamente estar con ustedes”».

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