ZRPR El 18 de febrero de 2016 Elvira Choc Urízar formalizó su consagración religiosa definitiva en la congregación de las Hermanas de la Resurrección (Ranabeb li Waklijenaq, en el idioma qeqchí).

Elvira tiene 24 años de edad. Nació en Ixcán, una población cercana a Lancetillo, pero lejana si se considera el casi imposible camino de acceso en vehículo rural. Ella pertenece a una familia numerosa compuesta por doce hermanos, ocho mujeres y cuatro hombres. A la ceremonia asistieron 26 parientes, incluyendo a sus padres, felices de entregar a su hija al Señor.

La ceremonia, sencilla y solemne, se desarrolló en el humilde poblado de Nápoles, en la Zona Reyna, el Quiché, Guatemala.

Ante el obispo de la diócesis, mons. Rossolino Bianchetti, la Hermana Elvira pronunció los tres votos definitivos de obediencia, pobreza y castidad, que la consagran como servidora exclusiva de Dios y de los hombres, sobre todo los de su etnia qeqchí.

Centenares de fieles siguieron con atención reverente el desarrollo de la ceremonia de consagración religiosa en el ámbito de la celebración eucarística. Jóvenes con espiritualidad salesiana llevaron al altar los grandes retratos de Don Bosco, Domingo Savio, Laura Vicuña y Catalina Tekawita, modelos de santidad juvenil.

El obispo Rossolino, acompañado por el padre Jorge Puthenpura, fundador de las Hermanas de la Resurrección, presidió la conmovedora ceremonia. Asistía también el párroco de Lancetillo, donde está inserta la obra de las Hermanas.

La liturgia se desarrolló con esmero y devoción. Fue una ceremonia larga, que capturó la mente y el corazón de los fieles, apretujados en el espacioso salón. Incluso los niños seguían con interés curioso cada paso de ese despliegue teatral que tiene toda celebración litúrgica bien preparada.

Al final, tamales para todos.

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