© oksun70 Oscar y Daniel de 6 y 3 años adoran comer frijoles, maíz dulce, brócoli, zuquini, aguacate, cebolla con limón, tomate, zanahoria y las frutas de todos los colores. Son niños listos, felices y saludables.

Susy, la mamá, nos compartió sus secretos para que la hora de comer sea provechosa.

“Los primeros años de vida son cruciales en la alimentación. Los pediatras indican que los primeros alimentos de un bebé deben ser las frutas y verduras. Desde allí debemos tener conciencia de la importancia de estos alimentos.

No todos los niños son iguales. A cada uno hay que buscarle la manera de que coma de todo. Yo tengo dos niños. Con el primero no me costó nada la alimentación. Con el segundo sí. Aunque hay alimentos que no le gustan, yo nunca dejo de ofrecérselos. Un día no lo quiere, pero otro día se lo ofrezco preparado de otra manera y se lo come.

Mi hijo pequeño odiaba el zuquini, pero en mi plato y en el de su hermano siempre había zuquini. Lo vio tanto que un día lo quiso probar y ahora es su verdura favorita.

La mejor clave es insistir y darles el ejemplo. Si me ven comer verduras, ellos también las comerán.

Me ha funcionado bien cambiar texturas y diferentes formas de preparación. Por ejemplo, es mas divertido comerse un hot cake con pelo de guineo y nariz de fresa.

Nunca los he obligado a comer algo que no quieren, pero siempre insisto. Si la comida va en trocitos o en figuras, ellos la comen fácilmente.

Si los invitan a un cumpleaños o salimos de paseo y quieren una hamburguesa o una pizza, se las permito. Pero la comida rápida nunca va a casa. Y acompaño esa comida con fruta o vegetales.

Trato de variar sus loncheras. Ellos no llevan dinero a la escuela, comen lo que llevan de casa. Me acompañan al supermercado y me ayudan a escoger lo que quieren comer. Así se sienten involucrados. En su lonchera nunca van dulces ni bebidas azucaradas. Prefiero que lleven su botella de agua.

Ellos están muy pequeños para decidir lo que es mejor para su salud. Esa tarea me toca a mí. Enseñarles hábitos saludables desde pequeños hará de ellos adultos saludables. Cuando les toque escoger su alimentación, sabrán hacerlo sabiamente.

Hay mamás que me critican y me tildan de exagerada o aburrida porque quiero que mis hijos sean saludables. Debo aceptar ir contra corriente porque sé lo que es correcto.

 

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