obesse woman1024px A mis 40 años pesaba 300 libras. Tenía 125 libras de sobrepeso. Padecía de tres hernias discales, apnea del sueño e inicios de problemas en el corazón, cansancio y depresión.

Mi estado de ánimo variaba de muy triste a irritable. Dejé de mirarme al espejo. Por la noche y a escondidas comía mucho para terminar sintiéndome peor. Me fui alejando de mis actividades favoritas y sociales. Eso me causaba efectos negativos física, y emocional y familiar.

Nada ni nadie me motivaba. Intenté todo tipo de dietas, pero fracasaba. Aconsejada por un mal médico, tuve un intento casi mortal de cirugía estética (lipoescultura). Terminé con mi salud muy comprometida y con una deformidad en mi abdomen.

Un día sufrí un intenso dolor en la columna, no podía levantarme de la cama ni moverme, ni siquiera ponerme mi ropa interior. Mis piernas no funcionaban. Me tuvieron que hospitalizar y los especialistas me advirtieron que, si no perdía peso, corría riesgo de dañar gravemente mi columna.

Después de varios exámenes, el doctor sugirió que con una reducción significativa del estomago sería suficiente.

Como en toda operación, tuve que someterme a exámenes básicos y del corazón. Luego fui a tratamiento con un nutricionista porque debía perder doce libras antes de la operación. En esa dieta aprendí mucho y mediante exámenes me di cuenta de lo mal que estaba. La edad de mi cuerpo era la de una persona de 57 años, y yo apenas tenía 40.

Tuve que ponerme en control con un psiquiatra pues una operación de este tipo cambia la vida. Tenía que aprender a enfrentar los comentarios inoportunos. Además, el psiquiatra debía asegurarse de que la operación era decisión mía y no por presiones externas.

Quince días antes de la operación tuve una dieta de ensaladas y sopas desgrasadas. Fueron semanas desesperantes para mí, tenía mucha hambre y eso me dejaba con ansiedad y mal humor. El equipo médico explicó esto a mi familia para que me apoyaran.

La recuperación fue inmediata. Horas después de operada solo me dieron agua y fue impresionante cómo dos tragos me causaron una llenura total. Desaparecieron mis ansias de comer. En muy poco tiempo perdí peso.

La cirugía bariátrica me salvó la vida. He vuelto a nacer. Soy activa, productiva, puedo caminar grandes distancias y disfruto de los ejercicios con mis hijas y mi esposo. Tengo 42 años y física y mentalmente soy otra mujer. Doy gracias a Dios por esta alternativa. No la veo como algo estético, realmente salvó mi vida.

 

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