A ese monstruo lo adorarán todos Vi subir del mar un monstruo que tenía siete cabezas y diez cuernos. En cada cuerno tenía una corona, y en las cabezas tenía nombres ofensivos contra Dios.

Este monstruo que yo vi, parecía un leopardo; y tenía patas como de oso, y boca como de león.

El dragón le dio su poder y su trono, y mucha autoridad.

Una de las cabezas del monstruo parecía tener una herida mortal; pero la herida fue curada, y el mundo entero se llenó de asombro y siguió al monstruo.

Adoraron al dragón porque había dado autoridad al monstruo, y adoraron también al monstruo, diciendo: «¿Quién hay como este monstruo, y quién podrá luchar contra él?»
También se le permitió al monstruo decir cosas arrogantes y ofensivas contra Dios, y tener autoridad durante cuarenta y dos meses.

Y así lo hizo; habló contra Dios, y dijo cosas ofensivas contra él y su santuario y contra los que están en el cielo.

También se le permitió hacer guerra contra el pueblo santo, hasta vencerlo; y se le dio autoridad sobre toda raza, pueblo, lengua y nación.

A ese monstruo lo adorarán todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no están escritos, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero que fue sacrificado.

Apocalipsis 13,1-8

 

Armas de destrucción masiva

Las armas de destrucción masiva —biológicas, químicas y nucleares— representan una amenaza particularmente grave. Quienes las poseen tienen una enorme responsabilidad delante de Dios y de la humanidad entera. El principio de la no-proliferación de armas nucleares, junto con las medidas para el desarme nuclear, así como la prohibición de pruebas nucleares, constituyen objetivos estrechamente unidos entre sí, que deben alcanzarse en el menor tiempo posible por medio de controles eficaces a nivel internacional.

La prohibición de desarrollar, producir, acumular y emplear armas químicas y biológicas, así como las medidas que exigen su destrucción, completan el cuadro normativo internacional para proscribir estas armas nefastas. Toda acción bélica que tiende indiscriminadamente a la destrucción de ciudades enteras o de extensas regiones junto con sus habitantes, es un crimen contra Dios y la humanidad que hay que condenar con firmeza y sin vacilaciones.

Doctrina social de la Iglesia 509

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Cinco armas militares demasiado terribles para no usarlas jamás.

 

La ONU aprueba el Tratado sobre el Comercio de Armas

El 2 de abril de 2013 se convirtió en un día histórico cuando el Tratado sobre el Comercio de Armas –el primer acuerdo para controlar el comercio internacional de armas– obtuvo un abrumador “sí” en la votación que se celebró en la sede de Naciones Unidas en Nueva York.

Menos de 18 meses más tarde, el 25 de septiembre de 2014, más de 50 estados ya lo habían ratificado y noventa días después, el 24 de diciembre de 2014, el primer Tratado sobre el Comercio de Armas entró en vigor.

La población civil ha pagado un precio muy alto a causa de la falta de control de armas a nivel mundial que ha permitido que armas y municiones hayan acabado legalmente en manos de dictadores y señores de la guerra:

Cada año se producen dos balas por cada habitante del planeta.
Hasta 2.000 personas mueren cada día por culpa de la violencia armada, y cientos de miles más resultan heridas, se ven obligadas a desplazarse o pierden sus medios de vida.


Los conflictos les cuestan a los países africanos 18.000 millones de dólares cada año.

Los Gobiernos tienen, ahora, la oportunidad de cambiar el comercio de armas de una vez por todas. Si el tratado es implementado rigurosamente, salvará muchas vidas.


OXFAM

 

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