Luis Corral Interpreto mi trabajo de comunicador como un esfuerzo de divulgación de la doctrina cristiana.


Nuestra condición de religiosos y sacerdotes nos pone continuamente en relación con los textos bíblicos a través de la Misa diaria y del rezo de la Liturgia de las Horas.

Si, además, debes preparar una homilía de 3 minutos para las Misas de entre-semana y una homilía de 10 minutos para las misas dominicales, no basta con leer los textos, sino que es necesario meditarlos. Y como el fruto de esa meditación se puede compartir más allá de las personas que están físicamente presente en el templo, ya que se puede ‘colgar’ en las redes sociales sin gran costo, ¿por qué no hacerlo? De por sí, el trabajo es el mismo. Es lo que estoy haciendo los domingos desde hace dos años en mi página de Facebook. Uno mismo es el primer beneficiado puesto que debe poner un mayor empeño en la preparación.

Como religiosos y sacerdotes tenemos también fácil acceso a los documentos oficiales de la Iglesia. Muchos de esos documentos constituyen un precioso compendio de doctrina, en respuesta actual a los problemas que se discuten en la calle. La dificultad estriba en que están escritos en un lenguaje especializado. Si nosotros estamos obligados a conocerlos por pura ética profesional, y estamos, además, familiarizados con su lenguaje, ¿por qué no tratar de divulgarlos en un lenguaje más popular?

Si, por último, tenemos facilidad para acceder a buenos libros de teología que son poco accesibles a nuestros fieles, no solo por el lenguaje, sino también por el precio, ¿por qué conformarnos con leerlos para nosotros? ¡Con lo fácil que resulta guardar los resúmenes en forma digital para cualquier uso posterior!

Es natural que tengamos también resúmenes en forma digital de los cursos recibidos y de los cursos impartidos. Todo sumado, nos proporciona un bagaje impresionante que no conviene dejar guardado en el disco duro de la computadora.

Es entonces cuando la edición digital del Boletín Salesiano de Centroamérica me ofreció la oportunidad de publicar quincenalmente un artículo en su apartado de blogs. De no ser así, efectivamente, todo ese material dormiría encriptado.

Mi trabajo consiste, sobre todo, en resumir y adaptar, lo cual no deja de implicar un elemento creativo. También porque se requiere un oído atento a los problemas pastorales y sociales contemporáneos. Después de este proceso, a los autores originales no les resultaría fácil reconocer su propia obra. Debo confesar, pues, que artículos completamente originales míos son pocos.

Mi libro101 Píldoras Formativas está directamente relacionado con el blog. Y su objetivo es el mismo: un esfuerzo de divulgación.

Después de año-y-medio de su publicación hemos distribuido ya más de mil ejemplares en la Comunidad Educativo-Pastoral de CEDES Don Bosco (Costa Rica), ya que los temas se prestan no solo para la lectura personal, sino también para la Escuela de Padres, formación de los educadores laicos, pastoral vocacional, grupos de la familia salesiana, grupos parroquiales, predicación de retiros espirituales, conferencias e, incluso, para las clases de Ética o Religión de los cursos superiores de nuestros colegios.

Me consta que otras obras salesianas de Centroamérica están haciendo de este recurso el mismo tipo de uso con buenos resultados. Existen también grupos eclesiales no salesianos que están comenzando a conocer y utilizar el libro para su propia formación. Por ejemplo, el Movimiento Familiar Cristiano.

Por eso comencé diciendo que entiendo mi trabajo de comunicador como una labor de divulgación de la doctrina cristiana. Trato de imitar lo que hacía Don Bosco en medio de sus múltiples ocupaciones. Y eso que él no tenía medios digitales ni internet.

 

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