navidadnicaragua Un rápido sondeo nos brinda una idea de cómo se vive la navidad en las familias centroamericanas.

En mi familia el recuerdo del nacimiento del niñito Jesús es una ocasión para poder compartir y amar. Antes de reunirnos en casa de mi abuelita, sin falta vamos a misa con mi papá, mamá y hermano. A las doce mi abuelita destapa al niñito Jesús, nos damos un abrazo y mi papá pronuncia una oración, acompañada de un Padrenuestro y un Avemaría. Cenamos. Luego, se hace la entrega de regalos alrededor del pesebre.
Familia Cabrera Enamorado, Guatemala.

En mi casa preparamos la cena de navidad desde la mañana, casi siempre es pavo y algún dulce postre acompañado de ponche. A eso de las ocho de la noche vamos juntos a misa y al regreso cenamos. Vemos películas, contamos historias, escuchamos música, reventamos cuetes esperando las doce. Cuando llega la medianoche nos damos un gran abrazo de navidad, vemos los fuegos pirotécnicos y mamá trae al niño Jesús, al que le ha hecho un vestido nuevo, y lo ponemos en el pesebre. Le cantamos el feliz cumpleaños y oramos. Después los niños abren los regalos que se han ido acumulando bajo el árbol. Estos regalos son de tíos y primos. En la mañana del día 25 aparece a los pies de la cama el regalo que dejó el niño Jesús.
Familia Alfaro Molina, El Salvador.

En nuestra familia la época de navidad la comenzamos a vivir desde el primer domingo de adviento. El reunirnos como familia cada domingo e invitar a amigos y familiares a vivir la corona de adviento con nosotros es gratificante y de mucho crecimiento a la espera del nacimiento de nuestro Señor. La nochebuena vamos juntos a misa y luego nos reunimos a esperar la navidad para compartir con alegría la bendición de una nueva oportunidad como familia. Damos gracias a Dios, cenamos y los niños abren los regalos que el niño Jesús les ha traído.
Familia Martínez Hernández, Honduras.

En la tierra pinolera, la navidad se vive de manera muy especial. Mi familia celebra por la mañana a la Purísima, compartiendo con los vecinos los dulces tradicionales. Luego, visitamos el hogar de ancianos de la ciudad para llevarles alimentos y compartir la alegría con los abuelitos. Esto nos trae muchos recuerdos, en especial de nuestra abuelita, quien partió al cielo un 24 de diciembre de 2011. En la noche vamos a la Capilla María Auxiliadora para participar en la eucaristía de nochebuena, después a la cena navideña. Reímos, jugamos y esperamos con ansias las doce de la noche. Los niños disfrutan con la pirotecnia. Colocamos bajo el árbol, en un humilde pesebre, al redentor, mientras los abrazos y los regalos aparecen espontáneamente. Al amanecer, a las cinco de la mañana del día 25, nos vamos a sonar los “cachos”, para levantar a todo mundo y anunciar la alegría del nacimiento del Salvador.
Familia Martínez Velásquez, Nicaragua.

En nuestra casa el inicio de la navidad se comparte prácticamente de la misma manera cada año. Durante la nochebuena, el 24 de diciembre, toda la familia se reúne en la casa de mis abuelos, ya fallecidos, pero en honor a ellos seguimos llegando a la misma casita. Allí cenamos juntos tamales de cerdo, comida rápida y hasta gallo pinto. Compartimos juegos de mesa y tradicionales, bailamos, recibimos a los vecinos de nuestra comunidad que siempre son bienvenidos, repartimos bolsitas con dulces, reventamos la piñata, comemos helados. Al llegar las doce, nos reunimos en torno al portal para cantarle cumpleaños al niño Dios, volvemos a comer y para cerrar repartimos los regalos. La algarabía se desata porque usualmente hay regalos para todos. A los más pequeños se les permite disfrutar un ratito de los juguetes y luego cada familia va a sus casas a colocar el niño en sus pesebres. Es lindo vivir la navidad con una familia de más de sesenta personas, pero lo que crea la mejor sensación es recibir al niño Jesús en la figura de tantas personas de la comunidad que quizá no tienen la dicha nuestra de vivir un espacio fraterno y se integran siempre a la fiesta en nuestra casa, porque las puertas siempre están abiertas para todos.
Familia Amores Scott, Costa Rica.

En mi familia la celebración de la navidad ha variado con el pasar de los años. La cena se cocina más temprano para poder asistir a la misa de nochebuena. Al volver a casa cenamos antes de las doce. En la medianoche hacemos una oración dirigida por mi papá, también brindamos en familia por el niño Jesús. Con un dulce de frutas o la corona de adviento le cantamos el cumpleaños al Niño Dios. Cada año una persona diferente de la familia, con alguna petición especial al recién nacido, coloca la imagen en el pesebre que nuestra mamá ha construido. Después se abren los regalos y no faltan las llamadas de los familiares deseando una feliz navidad. A las doce los fuegos artificiales iluminan por varios minutos la oscuridad de la noche con sus distintos colores. En la cena navideña no falta el dulce de frutas, el ponche de huevo, los tamales, la rosca de pan, manzanas, uvas, el pavo o el jamón, arroz con pollo o guandú y la ensalada de papa.
Familia Taylor Pinto, Panamá.

 

 

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