DSCN0845 Cada año el Rector Mayor lanza un programa de pastoral juvenil que sirve de inspiración y estímulo para todo el mundo salesiano, incluyendo a la familia salesiana.

En el lenguaje salesiano dicho programa es conocido como el Aguinaldo. Se abre con un lema clave que, para este año, es Buenos cristianos, Honrados ciudadanos. Dicho lema es desarrollado ampliamente trazando senderos estimulantes de pastoral juvenil acorde a los retos del tiempo actual.

Este lema motivador viene del mismo Don Bosco. Lo fue acuñando con diversas variantes en diversas ocasiones. Condensa la intuición de fondo del innovador (para su tiempo) proyecto educativo que Don Bosco supo aplicar con impresionantes resultados en su Oratorio en el barrio marginal de Valdocco, en Turín, Italia. Ni angelismo puro ni simple acción social. Esos muchachos desarrapados que fue acogiendo necesitaban de urgencia cultivar alma y cuerpo, experimentar el amor de Dios y adquirir una personalidad social digna.

En el afán de no traicionar el extenso y rico comentario que nuestro Rector Mayor, padre Ángel Fernández Artime, desarrolla aplicando a nuestro tiempo esa casi mágica fórmula de educación cristiana, hemos optado por presentar en dos momentos las líneas largas del aguinaldo. Así, esta vez presentamos la primera parte del binomio: Buenos Cristianos.

El proyecto educativo salesiano no se queda de techos abajo. Es decir, como cualquiera pedagogía podría hacerlo, guiar al joven en su desarrollo humano. La pedagogía salesiana apuesta más alto: la madurez de la persona se logrará completa en la medida en que se abra a la trascendencia: que el joven se encuentre con Cristo, fuente de la vida plena. De ahí que un rasgo dominante de la propuesta salesiana será la alegría: disfrutar, crecer, madurar.

Esa madurez a la que es estimulado el joven culminará en su proyección hacia los demás con mirada atenta y comprensiva. Que descubra que su vida es don para los demás. Esa será la belleza de vivir.

 

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