Joven ciudadano La conocida expresión de Don Bosco “Mi política es la del padrenuestro” quizás haya sido la excusa para eludir de nuestra parte una seria educación al compromiso social de nuestros jóvenes.

Ignorando, deliberadamente o no, el contexto y alcance históricos de esa hábil afirmación de Don Bosco, nos hemos servido de ella como excusa útil para minimizar esa dimensión esencial de toda educación, incluida por supuesto la salesiana.

¿Quién más político que Don Bosco? Y un político muy hábil. Aparte de sus oficios diplomáticos entre el naciente estado italiano y la santa sede, que desarrolló con tanta habilidad, su opción radical por los jóvenes pobres y necesitados fue un serio compromiso social y político: evitar que esos jóvenes terminaran pudriéndose en las cárceles por no contar con adultos que los educaran como honrados ciudadanos y buenos cristianos. Y eso lo entendieron hasta los políticos de su tiempo tan poco amigos de la iglesia.

Dar la espalda a la dimensión político-social de nuestra oferta educativa es mutilar seriamente nuestro servicio en la pastoral juvenil. Hoy más que entonces urge que nuestros jóvenes sean ayudados por nosotros a adquirir una conciencia social crítica, dadas las graves desigualdades socioeconómicas en que se mueve el mundo de hoy.

Además del pensamiento crítico, debemos animarlos al compromiso social y al servicio público. Que desarrollen el gusto por ser protagonistas del bien común, mirando a la política como un campo privilegiado para construir una sociedad justa.
Estos tiempos nuestros presentan graves problemas sociales nuevos: contaminación ambiental, deterioro de la naturaleza, desigualdades económicas abrumadoras, migraciones desesperadas, guerras, violencia juvenil. Y un largo etcétera. Los menores son abusados en sus derechos a escala escandalosa.

Que María Auxiliadora nos ayude a ser auxiliadores eficaces de los niños y jóvenes que Dios nos ha encomendado educar.

 

 

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