daminianimas La Eucaristía ilumina el lema salesiano “Da mihi animas” (“Dame almas”). Don Bosco interpreta su lema a través de las palabras “Procura hacerte amar.

 No propone a sus colaboradores solo el desarrollo de sus dotes naturales de simpatía, tan importantes en el ámbito educativo. Pide compartir el itinerario con el que Cristo ha “procurado hacerse amar”, o el itinerario del cotidiano don de sí.

La caridad evangélica recibida del corazón de Cristo en la comunión con su Cuerpo y su Sangre puede dar al educador un verdadero ascendiente espiritual, enteramente purificado de las formas de protagonismo y de búsqueda de la simpatía, y totalmente libre para irradiar en medio de los jóvenes la fascinación de los hombres de Dios.

El “Da mihi animas” se completa con el “Cétera tolle” (“Llévate lo demás). No es posible participar en la acción salvífica de Cristo sin subordinar a este compromiso todos los demás intereses y deseos.
Comprendemos así el lema de Don Bosco como una oración de ofrecimiento que, a imitación de la oración sacerdotal de Jesús, incluye todos los ámbitos existenciales de nuestra disponibilidad: tiempo, amistades, profesionalidad.

El “Cetera tolle” abarca todo, es un impulso totalizante, como lo es la Eucaristía. Don Bosco lo ha traducido en palabras y obras muy concretas: él prometió a Dios que hasta su último respiro habría sido por los jóvenes. Y así fue verdaderamente. La participación sacramental en el sacrificio de Cristo lleva a identificarnos con sus sentimientos apostólicos y con su generosa dedicación por las exigencias del Reino.


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