Rachel Cruz Mi experiencia en el Centro de Formación Profesional Ricaldone ha sido satisfactoria. Al ingresar, era una persona muy tímida e insegura, pero con ganas de formarme y tener una carrera que me permitiera sostenerme económicamente para después estudiar ingeniería.



El apoyo brindado en el Centro a través de un equipo multidisciplinario me ayudó a fortalecerme y tener más confianza en mis capacidades.

Cuando empezó el proceso de alternancia en empresas, sentía un poco de temor, ya que era mi primer empleo. En la entrevista me sentía nerviosa. Los entrevistadores constataron que tenía conocimiento en el área y así fui seleccionada.

El personal de selección me preguntó si quería ser tratada como señorita. Eso significaría trabajar en una oficina. Si, en cambio, quería ser tratada como los otros compañeros, quería decir que trabajaría como los demás. Respondí que quería un trato igual, pues tenía las mismas capacidades que ellos.

Los primeros días fueron difíciles. Me costó acoplarme y seguir el ritmo de trabajo de mis compañeros. Estuve tentada de rendirme. Pero reaccioné pensando que la vida es un camino con altos y bajos y yo tenía que aprender a sobrellevar las dificultades, tener objetivos y metas para cumplir mis sueños, siempre guiada por la mano de Dios y por la familia, que es lo más importante.

En el transcurso de mis pasantías aprendí a desarrollar mis habilidades y competencias, gracias al esfuerzo y dedicación que he puesto en cada trabajo que he desarrollado. Logré escalar poco a poco hasta llegar a jefa del departamento de mantenimiento. En la empresa donde trabajo ahora estamos tres jóvenes de distintas promociones, y la empresa está satisfecha con nuestro trabajo.

Rachel Cruz, egresada de la carrera Electricista Industrial, año 2020


Este artículo está en:

Boletín Salesiano Don Bosco en Centroamérica
Edición 257 Mayo Junio 2022

Recibir notificaciones de nuevos lanzamientos:

Suscribirse

 

Leer más:

 

Compartir