Sor Carolin. ANS. Ciudad del Vaticano, abril 2017.- “Siria es bella, está llena de convivencia y de fraternidad. Esta es la característica de Siria: la convivencia”.

A pesar de los seis años de guerra, en el país existe todavía la solidaridad al prójimo que va mucha más allá de las diferencias. Narra Sor Carolin Tahhan Fachakh, un consagrado, Hija de María Auxiliadora (FMA) y una “mujer valiente”, como lo demuestra el premio internacional que le entregó el Departamento de Estado de los Estados Unidos. En el marco de una reunión organizada por la asociación “Mujeres en el Vaticano” celebrada en Roma, Sor Carolin dialogó sobre su misión en Damasco.

“Tratamos de ofrecer a estos niños una ambiente de paz. A todos los niños les gusta jugar, saltar, cantar, ¿verdad? Nosotros ofrecemos este clima a muchos niños que han sido dañados por la guerra. Muchos de ellos no hablan y están encerrados en sí mismos, que es fruto de la violencia y de la guerra. Trabajamos con los niños que viven en paz y con aquellos que han sufrido situaciones difíciles. Antes de la guerra participaban más cristianos, actualmente son solo 24 niños de los 200 que tenemos, el resto son musulmanes. Los padres de familia confían en nosotros porque ofrecemos un clima de paz, un ambiente de familia y están seguros de que en nuestras obras no existe fanatismo”.

Con la Oficina de las Naciones Unidas para los Refugiados, Sor Carolin organiza un curso de costura para las mujeres. Al final del taller las mujeres que han logrado graduarse reciben una máquina de coser. “Ofrecemos la fuerza para ponerse de pie, para ser independientes, para encontrar un puesto de trabajo... Las animamos a ir adelante diciéndoles: el futuro llegará y tendremos paz”

En Damasco, somos un total de 20 FMA, Sor Carolin ha dedicado el permio a todas ellas. Trabajan no solo en la escuela, sino también en los hospitales, a pesar de las terribles condiciones de trabajo. “No se encuentran los medicamentos, los mejores médicos han dejado y han partido a otros países. Cuando se descomponen los equipos no se encuentran técnicos que puedan repararlos. Pero las religiosas que trabajan en el hospital son maravillosas, siempre están dispuestas a ayudar a todo el mundo”.

De cara al futuro, Sor Carolin sabe que hay mucho trabajo por hacer. Ella sabe que “después de la guerra se debe iniciar un trabajo para enseñarles el perdón, el diálogo. Hay mucho que construir, empezando con la capacidad de perdón”. Mientras tanto, subraya que en Siria existe realmente mucha solidaridad. Cuando algo sucede cerca de nuestra comunidad, las personas, incluyendo a los musulmanes, nos llaman a la puerta y preguntan por nosotras: “Hermanas, ¿está bien? ¿Necesitan algo? ¿Tienen miedo? Nosotros podemos ayudarlas".

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