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Talita Kumi celebra 25 años. Guatemala, marzo 2017.- Talita Kumi, Muchacha, levántate. La poderosa orden de Jesús a la jovencita muerta lleva un cuarto de siglo haciéndose realidad en Guatemala. Más exactamente, en San Pedro Carchá, a 200 kilómetros al norte de la capital.

Veintisiete mil jovencitas indígenas qeqchí han escuchado la perentoria orden de Jesús y se han puesto en pie rebosantes de vitalidad. Un milagro sorprendente para la mujer indígena empobrecida, marginada. Había razones de sobra para celebrar a lo grande esa fecha histórica.

Un joven sacerdote salesiano llegado a Guatemala de la lejana India, el padre Jorge Puthenpura, intuyó pronto que el filón a cultivar era esa mujer pobre, encerrada en un horizonte estrecho. Armado con la fuerza del Espíritu y una esperanza tenaz, reunió un puñado de jovencitas animosas para infundirles confianza en sí mismas y animarlas a emprender un camino de liderazgo doméstico.

Veinticinco años después, una sólida congregación religiosa indígena, las Hermanas de la Resurrección, se ha convertido en el alma de un proyecto gigante de promoción de la mujer qeqchí. Cuatro grandes internados educativos, animación pastoral en multitud de comunidades rurales, una joven extensión universitaria, y la congregación religiosa que se multiplica en vocaciones.

La genialidad de este proyecto promocional de la mujer indígena apunta a cultivar el protagonismo femenino mediante la educación de calidad, el trabajo recio, la alegría salesiana y los valores cristianos. A los cuatro internados acuden en enjambre las nuevas generaciones de muchachas deseosas de afirmar su identidad cultural y su presencia activa en sus propias comunidades.

¿Cuántas vidas han sido tocadas en un cuarto de siglo por este impulso atractivo y exigente a la vez? ¿Quinientas mil? ¿Quién puede hacer un cálculo siquiera aproximado? Porque están las jóvenes que han superado a satisfacción el itinerario educativo de los internados. Pero hay que añadir las familias de procedencia de estas exalumnas. Y añadir los nuevos hogares que ellas han formado. Y añadir el liderazgo que ejercen en las aldeas las egresadas de Talita Kumi. Y añadir la minuciosa pastoral de las Hermanas de la Resurrección en más de mil comunidades rurales.

Razones había para que la celebración el 17 de marzo de 2017 tuviera algo de apoteósico. El nuncio apostólico, cuatro obispos, varios sacerdotes, representantes del gobierno nacional y local, bienhechores insignes, periodistas, educadores se dieron cita en el bello centro de Talita Kumi en las afueras de San Pedro Carchá. Una celebración eucarística gloriosa animada por un coro masivo y una ceremonia litúrgica sugestiva fue el momento cumbre de la jornada. Siguió una sesión académica con el recuento pormenorizado del alcance y los logros del proyecto Talita Kumi.

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