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Capitulo 2010. Guatemala, mayo 2010.- El último día del capítulo se concentró en la actividad vespertina, que estuvo dedicado a la tarea de las votaciones de todas las propuestas estudiadas en grupos y corregidas en asamblea.

Había una cierta tensión para que todos los grupos presentaran a tiempo la elaboración definitiva de los textos a votar.

Ordinariamente el proceso de votación capitular no implica mayores tropiezos, pues se trata de recoger el fruto maduro de los trabajos de los días anteriores. Aún así, no es raro que se presenten discusiones de procedimiento o de aclaración  de las nuevas propuestas.

Los textos a votar pasaron todos con aprobación, a veces masiva, otras con algunos votos negativos o abstenciones.

Los textos aprobados serán remitidos al Rector Mayor y su Consejo para su aprobación definitiva o para que se haga las enmiendas oportunas. Entonces será cuando adquieran carácter normativo para nuestra inspectoría.

Aparte de esta especie de procedimiento mecánico, conviene anotar que el capítulo inspectorial tiene otros frutos que no aparecen reflejados en los textos aprobados.

Un capítulo es un evento colegial. La amplia representación de los salesianos de la inspectoría discute con libertad todo lo concerniente a la vida religiosa y acción apostólica. El objetivo es tratar de crecer en fidelidad al espíritu de Don Bosco y a las necesidades de nuestros jóvenes.

El encuentro capitular favorece la conciencia de corresponsabilidad en el área centroamericana. Aunque cada salesiano está destacado en una obra particular, en el fondo todos somos corresponsables de la marcha conjunta de la inspectoría.

En este capítulo, en particular, existió una fuerte convergencia de mente y corazón en nuestro deseo de dar calidad a la presencia salesiana. Las divergencias iban más por diferencias de criterio o de modo de aplicación.

El capítulo es también una experiencia de fraternidad y de oración. En la asamblea domina el buen humor juguetón. Los encuentros de oración se celebran con intensidad y solemnidad. Esas dimensiones no aparecerán en las actas oficiales del evento, pero constituyen un elemento valioso para la inspectoría.

Por la noche cerramos el capítulo con una cena sabrosa y amena. Esta vez no faltaron dos elementos que ya son clásicos en todo encuentro grande de salesianos. Uno es la gran crónica del evento elaborada y leída por Héctor Hernández, desbordante de gracejo y buen humor, colección de todo el anecdotario pintoresco del encuentro, rezumante de picardía y pullas maliciosas a más de un capitular.

Lo otro es el himno no oficial de la inspectoría, Viva Santa Ana, cantado a voz en cuello por el P. Eduardo Castro, con su postura desafiante y llena de garbo.  Tan famoso ha llegado a ser, que la última versión está circulando en Facebook.

 

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