Guatemala,  agosto 2019.-  – Por 14 años consecutivos, el padre Héctor Hernández prestó su servicio a la inspectoría como formador en la fase del prenoviciado. Sin lugar a dudas, esta ha sido una labor muy importante, pues no es nada fácil el formar a las nuevas generaciones de salesianos. Además, también estuvo presente como acompañante en el Oratorio Miguel Magone y en el Oratorio Artémides Zatti, frentes apostólicos que atienden los formandos en Guatemala.

Este año, el padre Héctor recibió una nueva misión en su vida como salesiano: acompañar a los novicios en el Noviciado de Coacalco, México.  Tal recorrido no podía dejarse pasar sin demostrar los más sinceros agradecimientos que la comunidad del Filosofado Salesiano guardaba para el padre. Por ello, el 29 de julio, en horas de la noche, los posnovicios organizaron una cena de despedida en su honor. La decoración, la comida y los puntos artísticos fueron preparados con mucho cariño por los formandos a manera de decir un sincero “gracias” al tiempo y a los dones entregados por tantos años. Además, fue invitada la comunidad de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres, de quienes el padre Héctor fue capellán por más de cinco años.

En los puntos artísticos, los posnovicios presentaron algunos cantos, así como unas obras de teatro improvisadas, para evocar la pasión que tiene el p. Héctor por el teatro. Algunos hermanos compartieron sus experiencias y anécdotas en el trato y la vivencia con el padre. El momento de celebración terminó con las tradicionales Buenas Noches, en las que el homenajeado compartía sus vivencias como encargado de fase del prenoviciado, así como sus dificultades, retos y recuerdos. Indudablemente la figura de este salesiano marcó el proceso formativo de muchos hermanos.