Tegucigalpa, Honduras, 1 de septiembre de 2016.- El Rector Mayor comenzó hoy la visita a los Salesianos de Tegucigalpa. En esta ciudad se encuentre el Instituto San Miguel con el anexo Centro de Formación Técnica. En la ciudad gemela, Comayaguela, está la Parroquia María Auxiliadora. Además, se encuentran varias obras de las Hijas de María Auxiliadora, en cuenta la casa provincial de la inspectoría norte.
A las once de la mañana Don Ángel se reunió con los salesianos que trabajan en Honduras. Fue, como los encuentros en los anteriores países, una oportunidad para hablar como padre sobre la congregación salesiana, resaltando su grandeza y previniendo posibles desviaciones vocacionales.
A este encuentro de familia siguió un almuerzo en el que, además de los salesianos, participaron el arzobispo de Tegucigalpa, cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, su obispo auxiliar Juan José Pineda y el obispo emérito salesiano Luis Santos.
A media tarde el Rector Mayor se encontró con la Familia Salesiana para animar a los diversos grupos en su pertenencia vocacional salesiana. Les insistió en la necesidad de crecer en el carisma salesiano y les prohibió lamentarse. Les recordó que formar parte de un grupo salesiano no se reduce a contemplarse a sí mismos, sino que deben ser evangélicos y testimoniales.
Las 31 ramas de la Familia Salesiana con sus 300.000 miembros y la su singularidad de cada rama, bebemos todos de la misma familia. Estamos al servicio del pueblo, como iglesia en salida y con las puertas abiertas.
El Rector Mayor les pidió ser más valientes en propuestas de vinculación vocacional. No ser vergonzantes con su propio carisma. Para ello, deben cultivar la identidad: ser aquello para lo que hemos sido llamados.
Como Rector Mayor, sueña una Familia Salesiana más auténtica, que tenga como prioridad absoluta a los muchachos del mundo. Hemos nacido para la gente sencilla, los pobres se adhieren a nosotros, los más necesitados son nuestra carta de identidad. Hemos nacido en la periferia: Valdocco.
Al final del día Don Ángel presidió la celebración eucarística acompañado por los salesianos sacerdotes y numerosos miembros de la Familia Salesiana.
El día se cerró con una sencilla cena de familia en la que participaban las dos comunidades salesianas.
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