despedida Rio de Janiero, Julio 2013.- El Santo Padre Francisco celebró  la Misa final (Misa de Envío) de la JMJ Rio2013. A diferencia de las jornadas precedentes, el día fue soleado, lo que facilitó que la participación superara las expectativas, como mostraron las imágenes aéreas de la playa de Copacabana. Según la Prefectura de Rio, los participantes fueron 3.200.000.

Junto al Papa, concelebraron unos 1.500 obispos (de ellos 50 cardenales) y 12.000 sacerdotes. Los concelebrantes principales fueron el Cardenal italiano Tarcisio Bertone, Secretario de Estado Vaticano, el cardenal polaco Stanislaw Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, y el cardenal brasileño João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, además de los arzobispos Mons. Raymundo Damasceno Assis, presidente de la Conferencia Episcopal Brasileña (CNBB), y Mons. Orani João Tempesta, de Río de Janeiro.

Apenas comenzada la ceremonia, Mons. Oraní Tempestá saludó al Papa Francisco agradeciendo la estancia del Romano Pontífice: “Quedará grabada para siempre la presencia del Padre y Pastor junto a la juventud del mundo y su primer retorno a América Latina como primer Papa latinoamericano de la historia” aseguró. Tras señalar como  la histórica visita ha servido para actualizar el Documento de Aparecida, en lo que denominó como el “documento de Río de Janeiro”, el Arzobispo expresó su deseo que “los frutos de esos días ayuden a formar una Iglesia cada vez más presente entre los pobres, los enfermos, los necesitados…”. Agradeció a Francisco “por ser los brazos y el corazón de Cristo durante estos días… Sentimos que el lunes nos faltará alguien muy importante y cercano para nosotros”.

En su homilía, desarrollada de modo alternado en portugués y en español, el Santo Padre desarrolló el concepto de misión propio del cristiano en tres puntos: “vayan, sin miedo, para servir”.

Comenzó señalando que la experiencia de la JMJ ha sido un momento para “experimentar la belleza de encontrar a Jesús” y sentir “la alegría de la fe”, pero animó a los jóvenes  a “transmitir esta experiencia a los demás”. Además, señaló, “la fe es una llama que se hace más viva cuanto más se comparte”.

Según Francisco, el mandato de “compartir la experiencia de la fe, dar testimonio de la fe, anunciar el Evangelio (…) es un mandato que no nace de la voluntad de dominio o de poder, sino de la fuerza del amor”. De hecho, Jesús siempre acompaña al cristiano “en esta misión de amor”.

El núcleo de su mensaje recuperó una idea que el Papa ha repetido en diversas ocasiones durante las Jornadas: “El Evangelio no es para algunos sino para todos. No es sólo para los que nos parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para todos. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente. El Señor busca a todos, quiere que todos sientan el calor de su misericordia y de su amor”.

Elaborando esta idea, el Papa hizo una directa petición a los jóvenes de la Iglesia en América Latina a en esta tarea de evangelización: “La Iglesia necesita de ustedes, del entusiasmo, la creatividad y la alegría que les caracteriza”.

“Jesús, dijo el Papa, nunca deja solo a nadie”, por lo que los jóvenes cristianos no deben tener miedo para evangelizar. Al mismo tiempo, esa tarea debe realizarse sintiendo “la compañía de toda la Iglesia, y también la comunión de los santos”. El Santo Padre incluyó también una petición a los sacerdotes presentes, pidiéndoles “por favor” que acompañen “con generosidad y alegría” a los jóvenes en su camino cristiano y les ayuden a “comprometerse activamente en la Iglesia” y a no sentirse solos. Por eso, dejando el texto oficial, el Papa agradeció “de corazón” la tarea “creativa y audaz” que los diversos grupos de pastoral juvenil y movimientos hacen para acompañar a los jóvenes en su experiencia de ser Iglesia.

La ideas presentadas en su homilía se concretan, para el Papa, en identificarse con Jesús, “tener sus sentimientos, sus pensamientos, sus acciones”, lo que significa imitar su “vida de servicio”. Por eso, evangelizar es “superar nuestros egoísmos, es servir inclinándose a lavar los pies de nuestros hermanos como hizo Jesús”.

El Papa acabó  recapitulando las ideas de su homilía, pidiendo a los jóvenes no tener miedo a “ser generosos con Cristo” y dar testimonio del Evangelio”, que es “llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar un mundo nuevo”. Y puntualizó: “Queridos Jóvenes, Jesucristo cuenta con ustedes. La Iglesia cuenta con ustedes. El Papa cuenta con ustedes”, frase que arrancó un aplauso final en los presentes.

Gracias a Benedicto XVI y Juan Pablo II

Después de la comunión, el Cardenal Rylko, jefe del organismo vaticano responsable de la organización de las JMJ, dirigió unas palabras en las que resaltó como los jóvenes han descubierto en el Papa Francisco “un padre afectuoso y un amigo del que fiarse. En su palabra cordial y sencilla encuentran las respuestas a los no pocos interrogantes que inquietan su corazón”. Para añadir, que las palabras del Santo Padre estimulaban a los jóvenes “a salir de sí mismos para ir a las periferias existenciales de nuestro mundo y llevar la buena noticia, a partir de los pobres, los excluidos, los marginados, tocando así la carne sufriente del propio Cristo”.

El Cardenal Rylko hizo extensivo el agradecimiento al Papa emérito Benedicto XVI, que eligió Rio de Janeiro como sede de la JMJ, y la preparó con un “bellísimo mensaje”, y al beato Juan Pablo II por el don providencial de la JMJ.

Una cita en Polonia

Durante el rezo del Angelus, el Papa Francisco evocó el ejemplo de la Virgen María que “después de recibir la gracia de ser la Madre del Verbo encarnado, no se quedó con aquel don; marchó, salió de su casa y se fue rápidamente a ayudar a su pariente Isabel, que tenía necesidad de ayuda (cf. Lc 1,38-39); realizó un gesto de amor, de caridad, de servicio concreto, llevando a Jesús en su seno.”

Animando a los jóvenes a seguir su ejemplo: “Pidamos a la Virgen que nos ayude también a nosotros a llevar la alegría de Cristo a nuestros familiares, compañeros, amigos, a todos. No tengan nunca miedo de ser generosos con Cristo. ¡Vale la pena! Salgan y vayan con valentía y generosidad, para que todos los hombres y mujeres encuentren al Señor”.

Para finalizar emplazando a los jóvenes para la próxima Jornada Mundial de la Juventud: “Queridos jóvenes, tenemos una cita en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en 2016, en Cracovia, Polonia”.

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