SSCC 246 La historia de los Salesianos Cooperadores se remonta a la época de Don Bosco, quien desde el principio quiso colaborar con los laicos al servicio de la educación para los jóvenes. Desde 1850 los asoció a su misión en el oratorio de Valdocco, Turín. Fue en 1876 que se reconoció su existencia oficial. Aquí hay un breve perfil de esta importante rama de la Familia Salesiana, caracterizada por su originalidad y especificidad.

Durante los primeros dieciocho años de trabajo pastoral en los tres oratorios de Valdocco, Porta Nuova y Vanchiglia, antes de que fueran fundados los salesianos, Don Bosco busca y encuentra algunos colaboradores: sacerdotes diocesanos, laicos nobles o personas sencillas que le ayudan en el catecismo, en la escuela nocturna, en distintas necesidades materiales, en buscar trabajo a los jóvenes en la ciudad, y también mujeres para los trabajos de sastrería y limpieza.

En un primer momento los concibió como “Salesianos externos” de la Congregación de San Francisco de Sales, dándoles una configuración jurídica en algunos artículos de las Constituciones. Sin embargo, el rechazo de la Santa Sede lo indujo a organizarlos en la Pía Unión de Cooperadores Salesianos con su propio Reglamento aprobado por Pío IX en 1876. Crecieron rápidamente en número, con una efectiva participación e hicieron posible el nacimiento y el desarrollo de talleres de arte y oficios, sociedades de mutua ayuda, colonias agrícolas, imprentas, escuelas diurnas y nocturnas, oratorios, hospicios, misiones y orfanatos.

Don Bosco quiso que fueran corresponsables de la misión salesiana. Los Salesianos Cooperadores mantienen sus ocupaciones ordinarias en la sociedad, pero asumen un compromiso espiritual común.

Los cooperadores deben distinguirse por su madurez humana y fe viva. Son miembros vivos de la Iglesia, capaces de animar cristianamente las realidades del mundo. Asumen una tarea apostólica como verdaderos salesianos y responden a una vocación que desarrollan como laicos en su propio ambiente bajo el signo de la salesianidad.

Los Salesianos Cooperadores optan por una presencia apostólica en su familia y en su entorno social, pero dando espacio privilegiado a los jóvenes, a quienes atienden con espíritu salesiano.

Los Salesianos Cooperadores realizan en primer lugar su apostolado a través de los compromisos cotidianos
Prestan una atención privilegiada a los jóvenes, especialmente a los más pobres o víctimas de cualquier forma de marginación, explotación y violencia, y los orientan hacia el mundo del trabajo.

Promueven y defienden el valor de la familia como núcleo fundamental de la sociedad y de la Iglesia y se comprometen a construirla como Iglesia doméstica

Los Salesianos Cooperadores están abiertos a varias formas de apostolado. Entre ellas ocupan un lugar preferente la vida familiar, además de su trabajo y de la vida asociativa y:
— la catequesis y la formación cristiana;
— la animación de grupos y movimientos juveniles y familiares;
— la colaboración en Centros educativos y escolares;
— el servicio social entre los pobres;
— el compromiso en la comunicación social;
— la cooperación en la pastoral vocacional;
— el trabajo misionero;
— la colaboración en el diálogo ecuménico e inter- religioso;
— el testimonio de la propia fe en el servicio socio- político;
— el desarrollo de la Asociación.

 

¿Qué necesitas para ser salesiano cooperador?

  • Ser mayor de 18 años
  • Ser Católico Bautizado
  • Soltero célibe o casado por la Iglesia Católica
  • Estar dispuesto a ser un cristiano comprometido
  • Sentir simpatía por el Carisma Salesiano (Sentir Simpatía por Don Bosco, por su
  • Misión Juvenil y por los mismos Cooperadores)
  • Realizar un camino de formación espiritual para conocer el carisma salesiano y las generalidades de la Asociación

¿Quiénes pueden ser salesianos cooperadores?

  • Cristianos católicos que se interesan por el mundo de los jóvenes.
  • Animadores comprometidos en la Pastoral Juvenil y jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano.
  • Alumnos y exalumnos de las obras salesianas, particularmente cercanos al espíritu de Don Bosco; amigos y simpatizantes de Don Bosco y de la Obra Salesiana;
  • docentes y colaboradores de las obras salesianas
  • Agentes de pastoral (parroquial, familiar, catequistas, etc.)
  • Sacerdotes diocesanos y diáconos sensibles a la misión salesiana.


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Para mayor información

Guatemala:
Favio Hernández
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El Salvador:
Sandra Cáceres
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Honduras:
Marissa Morales
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Nicaragua-Costa Rica-Panamá:
Javier Ocampo
jocampo.ibw.com.ni


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