Aunque no tenemos certeza histórica de todas las fuentes que han llegado hasta nosotros, lo cierto es que es innegable la realidad de los sueños en la vida de Don Bosco.Sabemos bien que Don Bosco fue un soñador. Soñaba despierto... pero también soñaba... de verdad. Mucho se ha escrito sobre los sueños de Don Bosco tratando de encontrar una explicación razonable de un fenómeno que para muchos es un signo de la Providencia de Dios y para otros encuentra su lógica en fenómenos extrasensoriales. Hay quien afirmará que son sólo recursos educativos utilizados pedagógicamente por el santo y no pocos coincidirán con la opinión de la abuela de Juanito, quien al contar el sueño de los nueve años aseveró que “no hay que hacer caso de los sueños”.Pero ¿qué pensaba Don Bosco de sus sueños? En las Memorias Biográficas nos dejó su testimonio:

“El buen libro entra incluso en las casas donde el sacerdote no puede entrar… En una carta-circular de Don Bosco de julio de 1885 escribía: “El buen libro entra incluso en las casas donde el sacerdote no puede entrar... A veces permanece polvoriento sobre una mesa o en una biblioteca. Nadie piensa en él. Pero llega la hora de la soledad, o de la tristeza, o del dolor, o del aburrimiento, o de la necesidad de recreo, o de la ansiedad del futuro, y este amigo fiel deja su polvo, abre sus páginas y ...”.

El emperador de Austria, Hungría y Bohemia Francisco José,su madre Mariana y su hijo, el duque Rodolfo de Habsburgo eran benefactores de la obra de Don BoscoQue entre los grandes benefactores de Don Bosco figuraran el emperador Francisco José y su familia es una sorprendente novedad.

Aunque la bondad de Dios ha sido muy generosa conmigo, nunca he pretendido conocer ni obrar cosas sobrenaturales.Desde 1861 Don Rua y otros decidieron guardar memoria de todo lo que Don Bosco hacía y decía. Estaban convencidos de que Don Bosco era ciertamente un hombre “marcado por lo maravilloso”, pues “los grandes proyectos que manifestaba en torno al futuro les revelaban que había en él algo sobrenatural y nos hacían presagiar días más gloriosos para él y para el oratorio.

Siempre me agradó la pobreza; la suciedad nuncaCierto día, escribe José Brosio, estábamos Don Bosco y yo en el zaguán de un palacio de la calle Afieri; íbamos a visitar a un noble señor. Don Bosco iba vestido de fiesta: llevaba una sotana y una capa viejas y un sombrero desgastado. Miré hacia el suelo y vi que los cordones de sus zapatos, burdos, lustrosos y remendados, eran unas cuerdas pintadas con tinta.

Las Memorias Biográficas resumen las actividades de Don Bosco en la Casa Pinardi entre los años 1847-1848“Todos los trabajos domésticos los realizamos mi madre y yo. Cocinar, poner la mesa, barrer, partir la leña, cortar y coser con los consiguientes remiendos, o hacer calzoncillos, camisas, pantalones, chalecos, toallas, sábanas... eran asuntos de mi incumbencia personal”.

“La caridad y dulzura de San Francisco de Sales me guíen en todo”.El 5 de junio de 1841, recibe el sacerdocio de mano de monseñor Fransoni, en la iglesia arzobispal de la Beata Virgen Inmaculada, junto a otros once nuevos curas: él, “Bosco Johannes Melchior a Castronovo” es el penúltimo de la lista. Se ha preparado al evento con ejercicios espirituales, cuya última predicación tiene como título “El sacerdote no va solo al cielo, no va solo al infierno”: de nuevo el tema de la salvación para sí y para los demás.

Acerquémonos a Don Bosco, escuchémoslo, conozcámoslo, hagámoslo nuestroEnero, el mes de Don Bosco es una estupenda oportunidad para acercarnos más a él y seguir descubriendo los tesoros de su persona, de su experiencia de Dios, de su proyecto liberador para los jóvenes, de su propuesta pedagógica siempre actual.

Conociendo a DB 260Se celebraba en el oratorio de Valdocco una de las fiestas más solemnes. Se habían confesado cerca de seiscientos cincuenta jóvenes y estaban preparados para recibir la Santa Comunión.

foto por: Mario CesarDon Bosco amaba la música. Tocaba el violín, el órgano y el piano, pero solo cuando podía encontrarlos en casa de algún amigo. Para él, la música y el canto eran una gran manera de comunicarse con los jóvenes.

Foto: JovannigEvasio Garrone entró como estudiante en el Oratorio el 4 de agosto de 1878. Tenía dieciocho años y se dedicaba en su casa al comercio.

ConociendoDB 257Aquel febrero de 1828 era un día muy frío. Juan Bosco tenía trece años y su rostro estaba surcado por las lágrimas.

Foto: BpcraddockHabía en el grupo de música del Oratorio un relevante maestro organista. Era bueno, pero a veces perdía la cabeza y le costaba obedecer.