JMJ 2019. Vigilia y misa de envío Panamá, enero 2019.- El sábado 26 de enero se vivió una verdadera fiesta de Iglesia universal en el campo San Juan Pablo Segundo en la JMJ 2019.


La cita era a las seis de la tarde pero desde horas de la mañana se llenaron las calles de ciudad de Panamá con ansiosos peregrinos que quería escuchar el mensaje de Francisco.
Los salesianos se organizaron por grupos, algunos tomaron taxi o metro hasta donde era posible, luego había que recoger el kit de alimentación para la vigilia y comenzar a caminar.
Aquello era un mar de banderas, camisetas de colores, diseños vibrantes con el logo de la JMJ y sus santos favoritos o los nombres de los grupos a los que pertenecían.
Jóvenes con carteles de “abrazos gratis” ponían la nota cariñosa del camino. No importaba que idioma se hablara, si tenían algo que regalar: un llavero, una estampa o una pulsera se acercaban y se intercambiaban los regalos.
Bajo un sofocante sol los grupos rezaban el rosario o cantaban para hacer el paso más ligero. Llegados a la zona cero, había que buscar el lugar que correspondía, si fuera posible lo más cerca de una pantalla para verlo todo muy bien.
Tiendas de campaña, sillas plegables y un sinfín de bolsas para dormir llenaban los campos que albergaron a 600 mil personas, según datos oficiales de la JMJ.
Llegó el momento de recibir al Papa, todos corrieron a las vallas para verlo pasar aunque sea un instante. Risas, emociones, lágrimas al ver la gran sonrisa de paternidad del papa y sus blancas manos bendiciendo a todos.
Inició la vigilia con hermosos testimonios de vida y luego el esperado mensaje de Francisco. En su discurso habló de Don Bosco. Una explosión de emociones. Todos los salesianos de los campos se pusieron en pie, aplaudieron, se sintieron parte protagonista del discurso del Papa y de la Iglesia en nombre del padre fundador. No había jóvenes más orgullosos en esa multitud.
Después el fuerte momento de la adoración eucarística. Un silencio total invadió el alma de todos. Un silencio propicio para la oración profunda y la reflexión, allí se hizo evidente el poder de Dios.
Finalmente el rezo del santo rosario y alguna animación musical.

Misa de envío
Dormir fue difícil para todos, pero no importó la incomodidad con tal de vivir todo aquello. A las seis de la mañana en punto se encendieron las pantallas y los animadores comenzaron a dar ánimos para que todos despertaran.
Nuevamente llegaba el Papa y verlo pasar dando la bendición fue un doble regalo. A las ocho en punto inició la eucaristía.
Ustedes son el “ahora” de Dios, fue el mensaje contundente a la juventud reunida en esta jornada, se notaba en los rostros de todos un soplo de ánimo y esperanza. Ningún joven será el mismo al regresar a casa, ahora saben que la madre Iglesia, es grande, fuerte, que los quiere y los respeta, que les da su lugar y los anima a ser protagonistas de un mundo mejor.

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