“El Sueño de Don Bosco se sigue haciendo realidad hoy, 200 años después”
Amigos lectores del Boletín Salesiano les hago llegar un saludo personal, salido del corazón y de mi reflexión, motivado por lo que voy viviendo, pues creo que la vida nos llena a todos y lo que compartimos, si es bueno, nos hace bien.
Les estoy escribiendo ahora mismo desde Santo Domingo en República Dominicana. He hecho anteriormente una preciosa visita, muy significativa en Juazeiro do Norte (en el nordeste brasileño de Recife), y los últimos días han sido dominicanos. En unas pocas horas debo viajar a Vietnam, y en medio de este ‘ajetreo’, que se puede vivir con mucha Paz, he ido nutriendo mi corazón salesiano con hermosas vivencias.
Se las comparto, porque hablan de misión salesiana, pero permítanme que inicie con una anécdota que ayer me contaba un salesiano y que me hizo reír, me conmovió, y me habló de ‘corazones salesianos’.
Me contó un hermano que, en una ocasión, viajando por una de las rutas del interior de este país dominicano, pasó por un lugar donde algunos niños se habían acostumbrado a tirar piedras a los autos para provocar algún pequeño incidente -como romper un vidrio- y en el desconcierto robar alguna cosa al viajero.
Pues bien, así le ocurrió a él. Pasaba por el pueblo y un niño tiró una piedra para romperle un vidrio y lo consiguió. Él se bajó del auto, llegó a retener al muchachito y le exigió llevarlo ante sus padres. La escena era que en esa familia no había un papá, -pues les había abandonado-, sino una sufrida mamá que se había quedado sola a cargo de dos hijos, el niño que tiró la piedra y de su hermanita menor. Cuando el salesiano le dijo a la mamá que su hijo le había roto el vidrio (cosa que el muchacho reconocía), y que costaba mucho dinero, y que cómo hacía él para pagarlo, la mamá se disculpó, pidiendo perdón, pero haciéndole ver que no tenía modo alguno de pagarle, que era pobre, que aprendería a su hijo, y muchas disculpas más. Así iba el diálogo cuando la niñita, la hermanita del ‘pequeño Magone de Don Bosco’, que tenía su mano cerrada, la abre y le da la única moneda, casi sin valor, que ella tenía. Era todo su tesoro y le dice: “tome señor, para ayudar a pagar el vidrio”. Este mi hermano salesiano me contó que se conmovió tanto que ya no pudo hablar más y terminó dándole algo de dinero a la señora para ayudar a su familia.
Yo no sabía cómo interpretar esta historia, pero tiene tanto de vida, de dolor, de necesidad, y de humanidad que me prometí que la compartiría con ustedes.
También les comparto, que muy cerquita del lugar donde estoy alojado en la casa salesiana, me muestran otra casita pequeña salesiana en la que acogemos a niños que están por la calle, sin nadie, y mayoritariamente son Haitianos. Bien sabemos la tragedia que se está viviendo en Haití, donde no hay orden, gobierno y ley... Pues bien, saber que esos muchachos, menores de edad que llegaron hasta aquí (Santo Domingo) no se sabe cómo, no tienen a dónde estar y son acogidos en nuestra casa (un total de 20 en este momento), para pasar después a otros hogares, una vez que se han estabilizado, con otros objetivos educativos (donde tenemos, entre varias casas y siempre con salesianos y educadores laicos a otros 90 menores), me hacía sentir muy lleno el corazón y pensar en Valdocco, en Turín, con Don Bosco, que nació así, y que así nacimos nosotros los salesianos, la congregación salesiana, en aquel 18 de diciembre de 1859.
¿Cómo no ver ‘la mano de Dios en todo ello’? ¿Cómo no percibir que todo este hacer responde a mucho más que una estrategia humana? ¿Cómo no percibir que aquí y en otros miles de lugares salesianos en el mundo se sigue haciendo el bien (siempre con la ayuda de tantas personas generosas y otras muchas que comparten la pasión educativa)?
La realidad de un sueño
Este año, en Madrid, España y en otros lugares (también de América) se presentó el magnífico cortometraje titulado ‘Canillitas’ que recoge la vida de tantos muchachos. Me alegró tocar de cerca, con mis ojos y mis manos esta realidad. Y es muy cierto amigos y amigas, el Sueño de Don Bosco se sigue haciendo realidad hoy, 200 años después.
Y por si me faltaba algo, ayer pasé toda la jornada con jóvenes del mundo salesiano que se hacen llamar y son líderes de toda América Latina Salesiana. Un movimiento que intenta conseguir que al menos el mundo educativo salesiano se tome muy en serio el cuidado de la creación, la ecología misma, apoyados por el Santo Padre, Papa Francisco que ha recogido en la encíclica ‘Laudato Si’. Todos estaban presentes (en persona o en línea), jóvenes de 12 naciones de América Latina en el movimiento ‘América Latina Sostenible’. Y me pareció hermoso que los jóvenes sueñen y se comprometan con algo que es bueno para ellos, para el mundo y para todos nosotros.
Me siento, ante todo esto, con un poco de autoridad como para decir: Amado Don Bosco, tu Sueño sigue MUY VIVO. Sigan bien y sean felices.
“Amado Don Bosco, tu Sueño sigue muy vivo”. Ángel Fernández Artime, sdb.