"Había una vez un cuento cortito, de aspecto chiquito, letras pequeñitas y pocas palabritas. Era tan poca cosa que apenas nadie reparaba en él, sintiéndose triste y olvidado. Llegó incluso a envidiar a los cuentos mayores, esos que siempre que había una oportunidad eran elegidos primero.

 

Pero un día, un viejo y perezoso periodista encontró un huequito entre sus escritos, y buscando cómo llenarlo sólo encontró aquel cuentito. A regañadientes, lo incluyó entre sus palabras, y al día siguiente el cuentito se leyó en mil lugares.

 

Era tan cortito, que siempre había tiempo para contarlo, y en sólo unos pocos días, el mundo entero conocía su historia. Una sencilla historia que hablaba de que da igual ser grande o pequeño, gordo o flaco, rápido o lento, porque precisamente de aquello que nos hace especiales surgirá nuestra gran oportunidad". Pedro Pablo Sacristán.

 

La persona es un ser que vale en sí mismo y por sí mismo. Es la creación más perfecta de Dios y a diferencia de los animales tiene la capacidad de razonamiento y de decidir la manera en la que llevará su vida y sus emociones.

 

Cada uno es único e irrepetible con dones que deben descubrirse para poner al servicio de los demás. Constantemente el humano olvida cuanto vale, olvida que fue creado a imagen y semejanza de Dios y Él todo lo hace perfecto.

 

¿Alguna vez te has sentido triste por cómo eres?

Compartir