La Identidad Salesiana

¿Qué contiene de delicioso esta simpática expresión de uno de los primeros jóvenes salesianos del Oratorio de Valdocco?



Identidad
La fascinante reacción del más temperamental y “juglar” discípulo de nuestro padre, expresa una verdad que hoy el Rector Mayor don Ángel Fernández Artime nos propone como primera prioridad para avizorar salesianamente este sexenio: “la identidad carismática”.

El carisma es como un prisma que revela la riqueza de colores que contiene el haz de luz que lo atraviesa. El amor de Dios, Jesús y su Evangelio, al pasar por el corazón de don Bosco, se reflejan con facetas deslumbrantes y rasgos inconfundibles. Descubren lo más profundo y hermoso de su persona: su “identidad”.

“Quedarse con Don Bosco” significa eso: haber sido “tocados” en el propio corazón por la belleza de su carisma; quedar fascinados y movidos a hacer de ese modo de vivir, el estilo inspirador de nuestras propias vidas.

Filiación espiritual
Cuando digo “quedarme con Don Bosco”, manifiesto un principio unificador de mi vida y una pertenencia: soy “como él” y “soy de él”. Asumo sus rasgos de identidad carismática como los “genes espirituales” y como los “latidos del corazón” que impulsan mi acción educativa - pastoral.

Creo que esto constituye la esencia de mi “filiación espiritual”: me siento hijo/a de este padre que es Don Bosco. Y experimento el carisma como la fuente de mi fraternidad: me hace familia, hermano/a en la vivencia de “su” – “nuestro” carisma salesiano: la Familia Salesiana.

Policromía
Cuando contemplo la mirada de Don Bosco, veo brillar en sus ojos, como en el centelleo de las facetas de un diamante, cinco reflejos de su corazón. Cinco rasgos esenciales que componen la armonía de su carisma como discípulo del Señor.

Estas facciones de su rostro conforman el espejo en el que contemplo mi imagen de hijo y de hija:
La predilección por los pequeños y los pobres: que conforma el campo donde trabajar.
La paternidad de Dios: que constituye la raíz misma de un modo de amar “paterno-materno”.
La imagen del Buen Pastor: que delinea el estilo del amor manso, tierno, dispuesto a dar la vida.
El celo apostólico por la urgencia del Reino: que encausa todas las energías en esta misión.
La unidad de la comunión fraterna: que lleva a una opción comunitaria y a un estilo familiar de vida y acción.

¡Gracias!
Este modo de tener a Jesús en el centro de la vida, de asumir y vivir “su” mandamiento del amor, de encarnar en lo cotidiano de la existencia esa “gracia de unidad” que une cielo y tierra, propios de Don Bosco son para nosotros puro don, genial regalo de Dios y hacen nacer desde lo más profundo un único sentimiento: ¡Gracias!

Y motivación
Pero también nos movilizan a un compromiso de aceptación, reconocimiento, profundización, conformación y actualización. El carisma es un potente principio dinamizador. Es el mismo Espíritu Santo quien nos ilumina, en el día a día, qué quiere decir “quedarme con Don Bosco”.

Nuestro Rector Mayor nos invita a emprender un camino claro durante los próximos años: “Este sexenio deberá distinguirse por un profundo trabajo de crecer en profundidad carismática, en identidad salesiana, en todas las etapas de la vida, con un serio empeño en cada inspectoría y en cada comunidad hasta poder decir como Don Bosco: “He prometido a Dios que hasta mi último suspiro sería para mis queridos jóvenes pobres”.

Comentario al Plan del sexenio del Rector Mayor: 1º “Salesiano de Don Bosco para siempre”
Centro Salesiano de Formación Permanente América.

Este artículo está en:

Boletín Salesiano Don Bosco en Centroamérica
Edición 255 Enero Febrero 2022

Recibir notificaciones de nuevos lanzamientos:

Suscribirse

 

Leer más artículos:

 

Compartir