"Cuando María ruega, todo se obtiene, nada se niega" (Don Bosco). A medida que se acumulaban las pruebas del poder intercesor de María como Auxilio de los Cristianos, crecía en el corazón de los fieles el deseo de honrarla con este glorioso título. Ya se había incluido la invocación "María Auxilium Christianorum, ora pro nobis" en las Letanías de Loreto, y la Iglesia había aprobado y enriquecido con indulgencias la Cofradía de María Auxiliadora de Munich y otras similares. Sin embargo, aún faltaba establecer un día específico para celebrar a la Santísima Virgen bajo este título, con rito, misa y oficio aprobados por la Iglesia.

El contexto histórico: El cautiverio de Pío VII
Para que la Iglesia instituyera esta fiesta era necesario un acontecimiento extraordinario que reafirmara la devoción a María Auxiliadora. Este momento llegó con el cautiverio del papa Pío VII por parte de Napoleón Bonaparte.

En 1809, Napoleón, ansioso por someter al Papa y arrebatarle sus dominios temporales, lo arrestó y lo llevó a Savona, donde permaneció prisionero durante más de cinco años. Este acto de hostilidad hacia la máxima autoridad de la Iglesia Católica generó indignación y dolor entre los fieles.

La promesa de Pío VII y la intervención de María
En medio de la aflicción, Pío VII, confiando en el poder intercesor de María Auxiliadora, le prometió instituir una fiesta en su honor si lograba regresar a Roma como Papa. Esta promesa se convirtió en un faro de esperanza para los cristianos, quienes elevaron fervientes oraciones a la Virgen.

Y así, en 1812, el destino de Europa dio un giro inesperado. La desastrosa campaña militar de Napoleón en Rusia, marcada por un clima extremo y la feroz resistencia del ejército ruso, culminó en una derrota humillante para el emperador francés.

El regreso de Pío VII y la instauración de la fiesta
Pío VII, finalmente libre, regresó triunfante a Roma en 1814. Para perpetuar el recuerdo de su liberación y la victoria de la Iglesia, instituyó la fiesta de María Auxilium Christianorum, que se celebraría cada año el 24 de mayo, fecha de su retorno.

El Papa se convirtió en un ferviente devoto de María Auxiliadora, promoviendo su culto a través de la aprobación de asociaciones y cofradías, y concediendo numerosas indulgencias a las prácticas piadosas en su honor.

Devoción de Pío VII a María Auxiliadora
A lo largo de su pontificado, Pío VII demostró una profunda devoción a María Auxiliadora. Promovió su culto aprobando asociaciones y cofradías en su honor, concediendo indulgencias a las prácticas piadosas relacionadas con ella y mandando colocar una imagen de la Virgen en la iglesia de Santa María in Monticelli.

La institución de la fiesta de María Auxiliadora es un testimonio del poder intercesor de la Virgen y de su constante protección sobre la Iglesia. Este acontecimiento histórico nos invita a renovar nuestra fe en María y a acudir a ella con confianza en busca de ayuda y consuelo.

Tomado del escrito original de Don Bosco "María Auxiliadora con el relato de algunas gracias obtenidas"

Compartir