No tuvo una vida fácil. Sufrió incomprensiones y prejuicios. Padeció la pobreza, fue perseguida y debió huir y emigrar María, una chica como tantas otras, que logró unir el cielo con la tierra.
De María de Nazaret tenemos muy poca información. Ninguna noticia en las crónicas, menos una biografía completa. Sólo conocemos algunas pinceladas de su vida que nos narran los evangelistas, especialmente Lucas. Y no están ciertamente focalizadas en su persona, sino más bien en su relación con el Hijo que dio protagonismo inesperado a su vida. Pero sí tenemos mucho para decir de Ella.
Un “sí” que le cambió la vida
Escribe el papa Francisco: “Cuando era muy jovencita recibió el anuncio del Ángel y no renunció a hacerle preguntas... pero tenía un alma disponible y dijo: ‘He aquí la esclava del Señor’”. Y este anuncio, y este “sí”, le cambiaron la vida.
“¡María no compró un seguro de vida! ¡María se jugó! ¡Por eso es fuerte, por eso es una influencer, es la influencer de Dios!”, dice Francisco.
Y continúa el Papa contándole a los jóvenes: “Fue algo muy distinto a una aceptación pasiva o resignada. Fue muy diferente a un ‘sí’ dicho como un: ‘Bien... probemos a ver qué pasa’. Fue algo grande, algo diverso. Fue el ‘sí’ de quién quiere comprometerse y arriesgar, de quien apuesta todo, sin otra garantía que la certeza de saberse portadora de una promesa”.
“¡María no compró un seguro de vida! ¡María se jugó! ¡Por eso es fuerte, por eso es una influencer, es la influencer de Dios!”.
Una chica como tantas otras
María no tuvo una vida fácil y debió arremangarse para vivir, como tantas chicas que conocemos. Sufrió incomprensiones y prejuicios por su embarazo sorpresivo y por ser esposa de José; se sometió a las leyes vigentes y fue a empadronarse a Belén. Padeció la pobreza y tuvo que dar a luz en una fría cueva. Fue perseguida por la tiranía reinante y debió emigrar y huir a otro país a vivir en otro contexto. Su vida fue de trabajo y sacrificio: para alimentar y dar educación a su hijo.
María no tuvo una vida fácil y debió arremangarse para vivir, como tantas chicas que conocemos
Pero su corazón estaba lleno de amor, y por eso la conocemos como una chica con los ojos iluminados por el Espíritu Santo, capaz de contemplar la vida con fe y custodiar todo en su corazón. Una chica ágil y disponible para ir a servir, por ejemplo, a su prima Isabel que la necesitaba. Una chica llena de alegría: es la creadora del primer patio salesiano. Una chica cantora: entona a Dios un himno de alabanza. Una chica fiel: siguió a su hijo hasta el pie de la cruz. Una chica, como tantas de las nuestras.
Ciudadana de este mundo, con el corazón en el cielo
María es maestra en el arte de vivir el lema que se nos propuso como Familia Salesiana: “Ser honrados ciudadanos y buenos cristianos”.
Don Bosco tuvo la gracia de comprender cuánto la Virgen ama a los jóvenes y se sintió llamado a entregarle a ella su corazón y su vida, para demostrarle a sus chicos, especialmente los más traviesos, que tienen una Madre que los cuida con predilección y una Maestra que los guía y los acompaña en la vida. María es toda de ellos.
Don Bosco tuvo la gracia de comprender cuánto la Virgen ama a los jóvenes y se sintió llamado a entregarle a Ella su corazón y su vida.
Además de proponerla como la “Auxiliadora” a quien amar e invocar, les enseña que María es el modelo a quien imitar. En ella encontramos la síntesis realizada de esa gracia de unidad que une cielo y tierra, tierra y cielo. En ella se da el punto de fusión. Nadie como María encarnó el objetivo de la educación que él les ofrece: ser ciudadanos de esta tierra, con el corazón en el cielo.
En una pequeña novela titulada Angelita, la niña buena, Don Bosco les describe cómo tienen que hacer para imitar a la Virgen: “¡Mi jornada con María! ¡Así harás tú también si cada día dirás por la mañana: esta jornada la vivo con María! ... Todos los días de tu vida sean con María...
No te consideres nunca sola. Tus compañeras movidas por tus exhortaciones y más por tu ejemplo, harán lo mismo... ¡Como María! Cada día, realiza tus acciones con aquellos pensamientos, afectos y diligencia, y en el mismo modo en que los habría hecho la misma Santísima Virgen... Sus heroicas virtudes resplandezcan en tu mente, inflamen tu corazón, embellezcan cada una de tus acciones”.
Con el papa Francisco, también hoy nosotros, Familia Salesiana, queremos asumir:“María resplandece en el corazón de la Iglesia. Ella es el gran modelo para una Iglesia joven que quiere seguir a Cristo con frescura y docilidad”.
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