Ciudad de Panamá, septiembre 2024. – Este 18 de septiembre los colaboradores de la Basílica Don Bosco participaron en una enriquecedora jornada de formación en salesianidad, con el objetivo de profundizar en el carisma y misión salesiana.
La formación, realizada bajo el tema “El oratorio: criterio permanente de las distintas realidades pastorales de Don Bosco”, ofreció a los asistentes un espacio de reflexión y análisis en torno a la importancia del oratorio dentro de una obra salesiana.
La jornada inició con una dinámica titulada “La telaraña”, dirigida por el hno. Óscar Arévalo, SDB. En esta actividad, cada colaborador tuvo la oportunidad de presentarse ante los demás compañeros. Con un ovillo de hilo en mano, los participantes lo pasaban a otro compañero mientras se presentaban, formando entre todos una red de hilo que simbolizó la interconexión y la unidad entre ellos, reflejando así el espíritu comunitario de la familia salesiana.
Luego, el padre Manuel Gómez, SDB condujo un momento de oración, donde reflexionó sobre el “Sueño de los 9 años” de San Juan Bosco, ese episodio tan significativo en la vida del fundador que marcó el inicio de su misión hacia los jóvenes. Este momento espiritual permitió a los colaboradores conectar la visión de Don Bosco con el servicio que realizan en la Basílica, recordando que el trabajo salesiano es, ante todo, una vocación de servicio a Dios y a los jóvenes.
La formación central, brindada también por el padre Manuel, giró en torno a la importancia del oratorio como pilar de las obras salesianas. Se destacó cómo el oratorio representa un “criterio permanente” dentro de la misión salesiana, haciendo de cada espacio una casa, una escuela, un patio y una parroquia. Este modelo fue clave en la pastoral de Don Bosco y sigue siendo esencial para mantener el espíritu salesiano en las distintas realidades que componen su obra en el mundo.
El cierre de la formación incluyó un momento de análisis profundo, donde los colaboradores fueron invitados a evaluar las cuatro dimensiones del oratorio: casa, escuela, patio y parroquia. Cada uno compartió sus impresiones sobre las fortalezas y debilidades vividas en la Basílica Don Bosco.
El espacio de reflexión permitió reconocer los logros, así como los aspectos que necesitan mejorar para seguir haciendo de la Basílica Don Bosco un lugar donde los jóvenes y la comunidad puedan encontrarse, formarse y crecer espiritualmente.