Íntimamente unido a su experiencia educativo-pastoral, Don Bosco destacó por la promoción de una auténtica cultura vocacional. Dentro del marco general del sistema educativo salesiano algunos elementos adquirieron un marcado valor vocacional. Cuidando estos aspectos se abonaba el terreno donde la semilla de la vocación podía crecer con mayor facilidad.
Ambiente educativo – Ambiente vocacional
El cuidado de un ambiente sano, de respeto y alegría constituía un factor esencial para el éxito de la educación salesiana. Si este ambiente era clave para la buena educación en general, mucho más para el cultivo de las vocaciones. Si el lazo afectivo con Don Bosco, sobre todo en los primeros tiempos, era uno de los elementos esenciales de la pastoral vocacional salesiana, el ambiente educativo tenía que ser su complemento ideal. El joven que llegaba a la casa de Don Bosco debía sentirse acogido, valorado y protegido. Había que conseguir el difícil equilibrio entre disciplina y libertad, entre autoridad y familiaridad.
Un ambiente de estas características atraía y suscitaba vocaciones. El ejemplo de Juan Cagliero (1838-1926) es muy significativo al respecto. El joven que en 1851 habla con Don Bosco en Castelnuovo, quería ir a Valdocco, en parte, porque su amigo Juan Turchi (1838-1909) le ha hablado maravillas de la vida en el oratorio.
Evidentemente este ambiente tan deseado no siempre se alcanzaba.
Vida espiritual - Oración y sacramentos
Si un ambiente bueno y educativo era clave para el crecimiento de las vocaciones, el verdadero elemento catalizador era el cultivo de una profunda vida espiritual, caracterizada por la oración y la frecuencia sacramental. En realidad, era uno de los pilares del sistema educativo de Don Bosco.
La práctica religiosa cotidiana determinaba parte de la vida de los alumnos de Don Bosco, en particular de aquellos que sentían la vocación (oración, sacramentos, ejercicio de la buena muerte, ejercicios espirituales…). Algunos criticaron su insistencia en este campo, pero Don Bosco no dejó de considerarlo como algo indispensable en el proceso de discernimiento vocacional.
La importancia de esta dimensión será recordada continuamente en años sucesivos cuando se insista en la necesidad del cultivo de las vocaciones, poniendo en guardia contra las posibles deformaciones de la experiencia original.
Testimonio vocacional
El testimonio personal tenía que jugar un papel activo en la pastoral vocacional. La vida ejemplar era un medio eficaz para suscitar vocaciones. Vida no sólo de los salesianos de la propia casa, sino también de los “modelos” de vida cristiana que se proponían a los muchachos. Así, se insistía en que maestros y superiores presentaran ejemplos edificantes de sacerdotes y religiosos.