VacunasEsperanza Centenares de familias pobres campesinas de nuestra Misión Salesiana de San Pedro Carchá, en Guatemala, levantan su voz gritando el salmo 130: Desde lo hondo a ti clamo, Señor.

Con corazones hechos trizas contemplaron todo lo poco que tenían hundirse en las aguas interminables de huracanes uno después de otro. En pocas horas se perdió todo lo que habían juntado durante años de duro trabajo.

Orientados por el P. Inspector, Ángel Prado, nos unimos nosotras las Hermanas de la Resurrección con la Comunidad Salesiana y con el Centro Don Bosco para llevar alivio y esperanza a los damnificados bajo el lema: Techo, Terreno, Trabajo. La Comunidad Salesiana y el Centro Don Bosco se dedican a proveer casas prefabricadas a las familias que perdieron las suyas en la inundación, y trabajo para los jóvenes de la Pastoral Juvenil.

Nosotras nos dirigimos hacia las mujeres dándoles trabajo y esperanza con pequeñas huertas para cultivar hortalizas y granjas para criar aves y cerdos. Vendimos parte de nuestro terreno para ayudar a 185 familias con la compra de terrenos donde reubicar sus casas con mayor seguridad frente a posibles inundaciones futuras.

Comunidades que estaban viviendo en pleitos y divisiones por razones religiosas se han unido para levantarse juntos de la pobreza y sentirse como hermanos y hermanas unos de otros. La aldea Chihachal compuesta por 100 familias perdieron en el agua sus iglesias, casas, escuela y centro de salud. Ahora han formado un único comité para comprar con nuestra ayuda un terreno donde van a construir, además de nuevas casas, una escuela, un centro de salud y nuevas iglesias en armonía y fraternidad.

Gracias a Dios por ETA y IOTA, que nos han brindado una gran oportunidad para “hacer nuevas todas las cosas”: terreno nuevo, casa nueva, nuevas huertas y granjas, nueva iglesia, nueva escuela y nuevo centro de salud; de verdad, una nueva vida. La Palabra de Dios “hacer nuevas todas las cosas”, la ayuda generosa de hermanos, la oportunidad de unirse como hermanos ha servido como dosis de vacunas de esperanza, alegría y armonía fraterna para nuestros hermanos campesinos.

Nosotras las Hermanas al principio estábamos confinadas en nuestras casas por miedo al Covid-19. Luego olvidamos el peligro de contagio y nos lanzamos sin miedo en las comunidades rurales para sembrar semillas de esperanza, visitando casa por casa las familias pobres para enseñarles cómo defenderse del virus y, al mismo tiempo, cómo cuidar y educar a sus hijos, cómo aprovechar el tiempo de confinamiento para sembrar hortalizas alrededor de sus casas y criar aves domésticos para producir alimentos sanos.

Al visitar las familias casa por casa, encontramos una hermosa oportunidad de enseñarles la oración en familia y convertirlas así en iglesias domésticas. Nuestros mejores colaboradores han sido los jóvenes de la Pastoral Juvenil, quienes se reparten en pequeños grupos para visitar cada mes todas las familias de la comunidad y promover la oración en la familia y la formación humano-cristiana de los niños.

Este artículo está en:

Boletín Salesiano Don Bosco en Centroamérica
Edición 250 Marzo Abril 2021

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